El primer migrante hondureño enviado de regreso a su país bajo las nuevas reglas impuestas por Estados Unidos, expresó el viernes tristeza y confusión por el torbellino que significó su repatriación y se resignó por ahora a no unirse a sus parientes en Estados Unidos.
Tras un arduo camino hacia el norte, Erwin Ardón, un campesino de 23 años de la costa norte de Honduras, pasó tres días en El Paso, en Texas, tras ser aprehendido para luego ser llevado de vuelta como parte de un acuerdo en el que Guatemala aceptó convertirse en “tercer país seguro” para solicitantes de asilo.
Ardón habló en el pasillo de un refugio de migrantes en Ciudad de Guatemala antes de salir en un automóvil de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas que lo llevará de regreso a su casa en el departamento de Colón, en Honduras, una zona peligrosa por el narcotráfico.
“Ahora es duro porque ya estaba adentro allá”, dijo Ardón a Reuters refiriéndose a Estados Unidos.
“Me dijeron que si me quería regresar a mi país o aquí a Guatemala si no tenía ningún peligro y les dije que no, porque la verdad ahorita dicen que no están dando asilo entonces de nada me servía estar allá tanto tiempo y entonces tocó firmar, firmar una hoja no se de qué”, añadió.
Al llegar a Estados Unidos, el cortador de palma había acordado con sus familiares que lo recogieran, cosa que no sucedió y esperó infructuosamente dos horas, fracasando su intento por unirse a ellos.
“Nunca llegaron por mí”, dijo el joven, quien había arribado el jueves a territorio guatemalteco.
Ardón llegó el viernes por la tarde a un centro migratorio en Omoa, que limita con Guatemala, según una fuente de la cancillería hondureña. Desde ahí, fue llevado a casa.
Guatemala espera la próxima semana el arribo de más migrantes hondureños y salvadoreños que podrán pedir asilo si consideran que su vida está en riesgo en su país. De acuerdo con las autoridades guatemaltecas, el migrante solicitó regresar a su país.
La llegada Ardón a la capital guatemalteca marcó un cambio histórico en la forma en que Estados Unidos trata a las personas que buscan asilo, lejos del abrazo histórico a refugiados.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha exigido a países latinoamericanos que le ayuden a frenar los flujos de migrantes, principalmente centroamericanos, que tratan de cruzar la frontera con México para llegar a suelo estadounidense.
En medio de estas presiones, autoridades guatemaltecas dijeron el jueves que esperan la próxima semana el arribo de más migrantes hondureños y salvadoreños.
“No estoy seguro si volveré a intentarlo”, dijo Ardón sobre emprender otra vez el camino a Estados Unidos, y señaló que buscará trabajo en su país. Como cortador de palma ganaba 1,000 lempiras (unos 40 dólares) a la semana durante la temporada de cosecha.
Los demócratas y activistas estadounidenses dicen que es irresponsable por parte del gobierno de Trump enviar a personas vulnerables a buscar refugio en Guatemala, con sus altas tasas de asesinatos, su pequeño sistema de asilo y su débil estado de derecho.
Mauro Verzeletti, director del albergue en Guatemala donde estaba Ardón, dijo que las personas que lleguen al país bajo el acuerdo con Estados Unidos serán apoyados tanto por la oficina del Alto comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) como por la OIM.