El martes, el portavoz del Gobierno brasileño, Otavio Rego Barros, afirmó que el Presidente Jair Bolsonaro, está dispuesto a aceptar ayuda de países y organizaciones internacionales para combatir los incendios en la Amazonía, siempre y cuando su gobierno controle los recursos.
”El Gobierno brasileño (...) está abierto a recibir soporte financiero de organizaciones e incluso de países, siempre que esto no ofenda la soberanía brasileña y el manejo de recursos esté bajo nuestra responsabilidad, afirmó Otavio Rego Barros, pocas horas después de que Bolsonaro condicionara la recepción de la ayuda a un pedido de disculpas de su par francés, Emmanuel Macron.
El Presidente francés anunció tras la cumbre del G7 del fin de semana en Biarritz que el grupo de potencias donaría 20 millones de dólares para atender la crisis en los países de la cuenca amazónica.
Pero el jefe de gabinete de Bolsonaro, Onyx Lorenzoni, dijo el lunes que Brasil rechazaría esa ayuda, en tanto que el mandatario la condicionó a que Macron retire lo que a su juicio fueron insultos.
Macron había acusado a Bolsonaro de mentir sobre sus compromisos ambientales y el lunes dejó en el aire la posibilidad de conferir un estatuto internacional a la selva amazónica, en caso de que un estado soberano tomase de manera concreta medidas claramente contrarias al interés de todo el planeta.
Ante la pregunta sobre si Bolsonaro ya no condicionaba la recepción de los recursos a un pedido de disculpas de Macron, el portavoz respondió: Vamos a recibir recursos extranjeros, como ya adelanté, desde que, tras analizarlo, el manejo (de los recursos) sea nuestro”.
Los datos satelitales del Instituto Nacional de Investigaciones Brasileñas (INPE) contabilizan 82.285 puntos de incendio desde enero hasta el lunes 26 de agosto, donde un 51,9% corresponden a la selva amazónica.
Brasil había desplegado hasta el lunes 2.500 militares, cientos de vehículos y quince aeronaves, entre ellas dos aviones cisterna Hércules C-130, para controlar las llamas. La desestimación de la ayuda del G7 preocupó a los nueve gobernadores de los estados amazónicos de Brasil, que instaron al mandatario a flexibilizar su posición en una reunión en Brasilia.
Las posturas de Bolsonaro en materia ambiental ya llevaron a la paralización del Fondo Amazonía financiado por Noruega y Alemania.