Alberto Fernández, del peronismo de centro-izquierda, se impuso con 47% de los votos al Presidente Mauricio Macri, que obtuvo 32%, en las primarias de este domingo en Argentina, claves en la carrera a las presidenciales del 27 de octubre.
”Hemos tenido una mala elección y eso nos obliga a partir de mañana (lunes) a redoblar los esfuerzos. Duele que no hayamos tenido todo el apoyo que esperábamos, dijo el Mandatario en su búnker de campaña, acompañado por los principales candidatos de su coalición de centro-derecha Juntos por el Cambio.
La participación electoral fue de 75% de los 34 millones de electores, un porcentaje considerado alto para unas primarias, según informó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Fernández, de 60 años y a quien acompaña la ex Mandataria Cristina Fernández como candidata a la vicepresidencia, se mostró confiado y declaró que conmigo la grieta (la feroz división política de los argentinos) se terminó para siempre y la venganza también. A los que no me votaron, prometo trabajar para que me entiendan. Vamos a empezar una etapa nueva. Siempre arreglamos los problemas que otros generaron”, dijo Fernández ante miles de exultantes seguidores.
Dado que los principales partidos ya habían elegido por consenso a sus respectivos candidatos, estas primarias se convirtieron en una suerte de gran encuesta previa a la elección de octubre. La gran diferencia entre Macri y Fernández y la extrema polarización, que reparte entre los dos casi 80% de los votos, hace parecer difícil que el mandatario pueda remontar el resultado en los dos meses y medio que faltan para la cita en las urnas.
En la primera vuelta se puede ganar con 45% de los votos o también si se obtiene 40% y una diferencia de 10 puntos con el segundo candidato. La primera vuelta está fijada para el 27 de octubre y el eventual balotaje el 24 de noviembre. Como tercera opción se presentó la fórmula del ex ministro de Economía Roberto Lavagna con el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, del peronismo de centro, que consiguió solo 8,7%.
En octubre se votará también para renovar un tercio de la Cámara de Senadores (24 escaños) y la mitad de la de Diputados (130 bancas), así como candidatos a gobernador, vice, legisladores, alcaldes y representantes comunales de la provincia de Buenos Aires. Agobiados por la inflación, que con 22% en el primer semestre es de las más elevadas del mundo, y una pobreza que alcanza a 32% de la población, a los argentinos se les presentan dos proyectos antagónicos: el de Macri, que lleva adelante un plan de ajuste respaldado por el Fondo Monetario Internacional con un préstamo de 56.000 millones de dólares, y el de Fernández y Kirchner, vistos con desconfianza por los mercados.
Macri, de 60 años y a quien acompaña en la fórmula el peronista de centro-derecha Miguel Angel Pichetto, había dicho temprano que esta elección define los próximos 30 años de Argentina. Los mercados obviamente esperan que los argentinos sigamos en el mismo camino.
Fernández fue jefe de gabinete del hoy fallecido Néstor Kirchner (2003-2007), cuando Argentina se alejó del FMI y el organismo dejó de realizar sus visitas e informes. Pero hace pocas semanas se reunió en Buenos Aires con una misión del FMI que calificó ese encuentro como productivo.
En el contexto de recesión económica, la campaña se ha desarrollado poniendo el acento en las debilidades del contrario. Sobre Macri pesa su dificultad para abatir la inflación; y sobre Fernández, la percepción de que depende de Cristina Kirchner, una figura controvertida que le lleva torrente electoral pero a la vez es la de mayor rechazo.
Fernández tuvo que hacer una tarea inicial de 'deskirchnerizarse'. Fue trabajoso. Después puso el acento en la economía, que es el tema que el gobierno rehúye, explicó el analista político Raúl Aragón. Macri resalta las obras públicas construidas durante su gobierno y ataca al anterior de Cristina Kirchner, encausada ante la justicia en varios procesos por presunta corrupción.