El primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció una movilización excepcional de 89.000 agentes de las fuerzas del orden ante las protestas de los chalecos amarillos convocadas para el sábado en todo el país. Los partidos de izquierda anuncian moción de censura contra Gobierno francés.
Philippe explicó en una entrevista al canal TF1, que en la capital también se recurrirá a una docena de vehículos blindados de la Gendarmería. Hizo notar que el despliegue será superior al del pasado sábado, cuando hubo 65.000 policías y gendarmes en la calle en una jornada que generó en violencia, con cientos de detenidos y heridos en París, pero también en otros puntos del país. Lo justificó porque tenemos frente a nosotros gente que no va a manifestarse, sino a destrozar.
Ante esa situación, mostró su determinación para garantizar la seguridad de los franceses y para que no se cuestionen ni las instituciones ni nuestro modo de vida. Se mostró convencido de que la República es sólida y dijo no estar inquieto porque sus instituciones son firmes.
Philippe, que horas antes en el Senado había reiterado su llamamiento a los chalecos amarillos para que no acudan a París el sábado porque corren el riesgo de verse instrumentalizados por los violentos, constató que ”no es la primera vez que se expresa el enfado en este país, pero (ahora) ha explotado de forma inédita.
El Elíseo advirtió que hay indicios extremadamente inquietantes que será una jornada de violencia por un núcleo duro de varios miles de personas que tienen intención de acudir a la ciudad para destrozar y para matar”. Las autoridades han tomado una serie de medidas preventivas en París, empezando por el cierre de la torre Eiffel, así como de una larga lista de grands museos, como el Louvre, el de Orsay, el Grand Palais y el Petit Palais o la Orangerie. Tampoco estarán abiertos al público la Ópera y muchos comercios en el entorno de los Campos Elíseos.