La Iglesia Católica de Argentina renunciará gradualmente a la contribución de 140 millones de pesos (unos 3,8 millones de dólares estadounidenses) del gobierno federal, se anunció el domingo.
La financiación de ese culto específico está establecida en la Constitución nacional. Ese dinero representa el 7% del presupuesto de la Iglesia.
Se dice que la medida es una respuesta a las controversias después de una misa por paz, pan y trabajo en el santuario de Luján, en la provincia de Buenos Aires, convocada por y a la que asistieron líderes sindicales como Hugo Moyano.
La medida también se considera como un pequeño paso hacia la separación del Estado de la Iglesia, según analistas.
La decisión fue respaldada por todos los obispos tras un debate durante su último plenario del año para estudiar propuestas, con el propósito de renunciar gradualmente a las asignaciones que los obispos reciben de la nación.
En las últimas semanas, el Comité Ejecutivo del Episcopado convocó a los tesoreros de todas las diócesis argentinas, con quienes se analizaron los cambios futuros.
El tema ha estado en la mesa desde marzo, cuando el jefe de gabinete, Marcos Peña, anunció que el presupuesto de la Iglesia para 2018 iba a ser de 130 millones de pesos, mientras el gobierno de Cambiemos presionaba para legalizar el aborto.