El martes los ciudadanos de EE.UU. vivirán una jornada clave: están llamados a elegir a los 435 miembros de la Cámara de Representantes (Cámara baja) y a 35 de las 100 bancas del Senado del Congreso del país. Se trata de los comicios de medio mandato, en los que los dos principales partidos, el Republicano y el Demócrata, se disputarán el control del Poder Legislativo a nivel nacional.
Sin embargo, este 6 de noviembre también serán sometidos a la papeleta varios puestos de gobernadores, senadores y representantes locales, una votación que resultará decisiva para el futuro de la política estadounidense. ¿Por qué? La respuesta es que los líderes estatales que se elijan influirán en la redefinición de los distritos electorales para la Cámara de Representantes a nivel nacional, que se llevará a cabo en 2020.
Unos 87 de las 99 cámaras estatales se someterán a elecciones Pero para entender este panorama es necesario saber que el sistema político estadounidense está compuesto por un Gobierno y dos aparatos legislativos federales: el Senado y la Cámara de Representantes. En el primero, cada estado posee dos senadores en el Congreso. Pero en el segundo caso, los cargos son electos por distritos, por lo que la cantidad de representantes va a depender de cuántos distritos componen el estado.
Por ejemplo, en siete de los 51 estados solo hay un distrito, por lo que solo les corresponde un congresista en la Cámara de Representantes. Además de las autoridades de nivel nacional, casi todos los estados cuentan con un Ejecutivo propio, dirigido por el gobernador, y un Legislativo propio, compuesto por dos cámaras: el Senado y la de Representantes de nivel estatal.
Qué es el gerrymandering Lo importante de los Legislativos y Ejecutivo local es que toman decisiones legales y administrativas claves para sus estados. Una de éstas es la definición de los mapas de los distritos. Según la Constitución, los estados tienen la facultad de cambiar los límites de los distritos electorales cada diez años, luego que se realice el Censo que arroja datos sobre las líneas políticas de los ciudadanos. La próxima medición es en 2020. En seis estados existen comisiones especiales encargadas de dibujar los mapas de los distritos. En los siete estados con un solo distrito no existe demarcación. Pero en los 37 restantes, es el legislativo estatal el encargado, por lo que el partido que logre obtener el control del Congreso local tendrá en sus manos el poder de dibujar el mapa a su antojo y así, beneficiarse eventualmente en las próximas elecciones para la Cámara de Representantes a nivel nacional.
A ello se le llama gerrymandering: la estrategia -atribuida a los republicanos, pero también utilizada por demócratas- de cambiar los dibujos electorales para crear distritos que agrupen a los votantes fieles a la colectividad que lo ejecuta, con el fin de facilitar la mayoría y favorecer a sus candidatos al Congreso nacional. Muchas veces, los mapas resultantes son de formas tan inéditas, que incluso se han vendido collares para ironizar sobre ello.
”Tenemos un sistema que define los distritos muy descentralizado (...) se puede ir ajustando según cambios en la población. Es una táctica bastante común, yo diría desde el inicio de EE.UU., pero especialmente los republicanos empezaron a usarla hace alrededor de 25 años atrás, como parte de una estrategia para ir armando distritos donde no hay competencia, explicó la académica estadounidense Jeanne Simon.
Arman el distrito para que los sectores donde saben que son republicanos, ellos son siempre mayoría, añade. Ello ha ido generando, por ejemplo, que a nivel de la cámara baja en verdad no haya competencia y se hayan ido polarizando los discursos, asevera. El gerrymandering es evidente en varios estados, pero quizás uno de los últimos casos más emblemáticos es el de Wisconsin. Aquí el mapa de distritos que se aprobó en 2011 determinó que, a pesar de ser un estado en el que las elecciones solían ser muy peleadas, en los comicios nacionales legislativos de 2012 los republicanos se adjudicaran 60 de un total de 99 escaños, obteniendo solo un 48% de los votos.
Ello provocó que un profesor de derecho de la Universidad de Wisconsin acudiera al Tribunal Supremo alegando que ello provocaba una supresión del voto demócrata en el estado. En Maryland sucedió lo mismo pero al revés: en 2010 un candidato republicano se impuso por 28 puntos de ventaja en el sexto distrito de Maryland a la Cámara de Representantes. Pero en 2012, lo perdió por 21 puntos frente a su rival demócrata. ¿Qué pasó? Un año antes de las elecciones legislativas el Partido Demócrata, que controlaba el poder a nivel estatal, decidió redibujar el distrito incluyendo barrios lejanos pero que suelen ser feudos progresistas. Esto provocó que un año después el demócrata lograra una amplia ventaja.
Sin embargo, en 30 de los estados donde se propicia el gerrymandering los gobernadores tienen la posibilidad de vetar los dibujos que realiza el Parlamento local. Por ello, muchas veces, si la mayoría del Congreso local no coincide con el color político del gobernador, los dibujos distritales suelen ser más balanceados.
Lo que hace el gerrymandering es que si es seguro que en una elección va a ganar la derecha, hace ir a los extremos para ganar más votos (…) mientras que donde hay más equilibrio hay una tendencia más centrista, porque por ejemplo, si yo soy republicano, necesito votos de demócratas”, afirma Simon. Por todo lo anterior, pese a que los ojos están puestos en los comicios para el Congreso nacional, lo cierto es que las elecciones de este martes a nivel estatal para gobernador y parlamentarios resultarán clave para definir cómo estará repartida la Cámara de Representantes de Washington en la siguiente década.