El obispo de Luján, Argentina, Monseñor Agustín Radrizzani, pidió “perdón” a quienes han “sufrido” por la misa que ofició hace dos semanas con la participación de varios sindicatos muy críticos del Gobierno liderados por Hugo y Pablo Moyano y referentes del kirchnerismo.
Sé que algunos han sufrido por la misa del 20 octubre, les pido perdón, así como otros se han alegrado. Los invito a todos a caminar juntos para superar la dolorosa brecha que vivimos en nuestra sociedad, expresó Radrizzani a través de una carta destinada a la feligresía.
Además, el obispo de Luján insistió en que el Papa Francisco no tuvo ninguna injerencia en la decisión de celebrar esa misa y aseguró que no existió intencionalidad política alguna, tras lo cual agregó: Mi intención, al aceptar dicha celebración, fue expresada en la homilía y fue la de propiciar un clima de diálogo para superar las dificultades que sufren muchos argentinos.
La disculpa del religioso llegó luego que el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Ojea, remarcara días atrás que si bien la Iglesia recibe a todos eso no significa validar el pensamiento de esas personas, al tiempo que desmintió absolutamente que el papa Francisco esté manejando cosas de este tipo.
Los dichos del prelado se interpretaron así como un tiro por elevación a la mencionada misa que ofició Radrizzani en la Basílica de Luján organizada por el líder camionero. En una entrevista con el diario Perfil, el obispo de San Isidro subrayó que los integrantes de la Iglesia son pastores y no políticos, ni sindicalistas ni empresarios.
Recibimos a todos. Esto no significa validar el pensamiento de toda la gente que recibimos. Ni tampoco aprobar todas las conductas. La tarea nuestra es escuchar para promover el verdadero diálogo entre los argentinos, sostuvo Ojea.
La interna eclesiástica se desató luego de la movilización contra el Gobierno que encabezó Hugo Moyano hace casi dos semanas hacia Luján y que culminó una misa en las puertas de la Basílica.
En medio de la dura situación social y con un creciente acercamiento a la Iglesia, el ex secretario general de la CGT realizó una demostración de fuerza, pero sin pronunciar una palabra ya que el único orador fue el arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, quien estuvo a cargo de la homilía en la misa ecuménica y que ahora tuvo que salir a pedir disculpas a los feligreses por las molestias ocasionadas.