El candidato progresista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), reiteró las críticas en contra de su adversario en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, el derechista Jair Bolsonaro. No es un candidato a la presidencia, es un jefe de milicia, sus hijos son milicianos, son matones, es gente quinta categoría, esa es la verdad, expresó el político en una rueda de prensa en la ciudad de Sao Luis, en el estado de Maranhao.
Para el ex ministro de Educación, las personas no están atentas porque creen que van a tutelarlo, pero uno no tutela a la milicia porque la milicia usa arma, tiene un aparato de violencia que el ciudadano común no tiene.
El es un jefe de una milicia, repitió Haddad, quien añadió que solo el miedo de quien tiene juicio crece y quien está anestesiado no ve el peligro que, a su parecer, representa el candidato del Partido Social Liberal. Previamente, en un encuentro con sus simpatizantes, se mostró confiado en que podrá vencer a Bolsonaro en el balotaje: ”Si ganamos un punto porcentual por día, es solo eso, un punto por día, vamos a remontar las elecciones el domingo y vamos a subir juntos la rampa del Palacio (presidencial) de Planalto”.
Sin embargo, los últimos sondeos atribuyen una diferencia mayor, de casi 20 puntos, entre Bolsonaro y Haddad, cuando faltan apenas siete días para la cita electoral. Según la encuesta más reciente, Bolsonaro ganaría con un 59% de los votos válidos frente al 41% que obtendría Haddad, heredero político del ex Presidente Lula da Silva, condenado por corrupción e impedido de participar en la disputa.
Para intentar revertir la distancia con respecto su rival, Haddad este fin de semana hizo campaña en la región nordeste de Brasil, el bastión histórico del PT que fue fundamental para impulsarlo hasta la segunda vuelta de los comicios. El objetivo de esta pequeña gira por los estados de Ceará, Piauí y Maranhao es ganarse a los electores que en la primera vuelta optaron por Ciro Gomes -postulado por los laboristas y quien cayó derrotado en la primera vuelta del 7 de octubre al quedar tercero con un 12,5%- y frenar el avance de Bolsonaro en la región.