Aún falta más de un año para las elecciones generales de Uruguay, pero los distintos partidos ya han comenzado a movilizarse, y con mucha intensidad. Quizá los dos hechos más destacados al momento hayan sido la afirmación negativa/positiva del ex presidente Jose Mujica en cuanto a sus aspiraciones políticas, y la del por dos veces ex mandatario Colorado Julio María Sanguinetti cuya sola irrupción en el escenario ha movilizado los adormecidos y/o desencantados Batllistas, al igual que las encuestas de opinión pública.
Mujica dejó el Senado y está de retorno de una gira por Europa donde fue ovacionado por su estilo de vida exótico, y un par de películas dedicadas a su vida financiadas por empresas del estado uruguayo, además del librito sobre su discurrir en estos tiempos. Ya de retorno de Venecia, en Uruguay prometió recorrer el país, compartir momentos con amigos, sumar adhesiones y movilizar las huestes del Frente Amplio, algo sorprendidas por la cadena de escándalos, escandaletes y excesos cometidos por sus representantes además de una economía blindada no se sabe bien si con acero (importado) norteamericano o guirnaldas chinas.
No debe llamarnos la atención pues, si al final de esa gira nacional sucede lo que ha venido negando pero que la tentación hace mayor, a pesar de haber perdido su amiga de tres patas de toda la vida, y aunque la biología lo sorprenda, o sea postularse nuevamente para repetir. En este intermedio ha lanzado algunos potenciales nombres con comentarios positivos y negativos, que dentro de la propia coalición de gobierno, la vanidad y la envidia, se han encargado del resto, y eso porque el Pepe in pectore quiere y quiere.
En el campo medio, donde se concentra la mayoría del electorado uruguayo, Sanguinetti ha tocado una cuerda muy sensible y el estado de opinión pública le reconoce y así lo refleja en la remontada de las encuestas, que venían erosionadas y agónicas desde hace varios lustros. Pero como el viejo partido Colorado está disperso y atomizado en caudillos menores, al decir de Jorge Batlle, petisos, sin desmerecer sus cualidades personales que seguramente las tienen, la gran tarea de una figura convocante es justamente eso, lograr aglutinar, reunir a la totalidad de la familia Batllista nuevamente.
No es ni será tarea fácil pero la señal fuerte tendría que venir desde arriba, y con nombres mágicos a los Colorados, y convergiendo en el tronco mayor las corrientes tradicionalmente dominantes como lo son el Foro Batllista y la vieja Lista 15.
Por los visto ese posible y potencial escenario ya ha sido lanzado y está en plena ebullición en las redes sociales, esa nueva forma de comunicar y discutir, que ha reemplazado a los viejos clubes cantonales de debates políticos.
Al respecto entonces no sorprendería una fórmula Sanguinetti/Amorín Batlle, evitando la contienda primaria y lacerante, y más importante en cualquier escenario que emerja en octubre del 2019, seguramente sin mayorías claras, se contará, según las propiad redes, con un partido Colorado Batllista, lleno de historia y realizaciones que supo hacer de Uruguay un país de primera entre las naciones del mundo actuando con responsabilidad en el manejo de los dineros públicos, de las relaciones internacionales, y del futuro.