El ministro brasileño de Industria y Comercio Exterior, Marcos Pereira, renunció este miércoles por cuestiones personales y partidarias, la cuarta deserción en menos de dos meses ligada al ajedrez político que ya se juega por las elecciones de 2018. Pereira deja su cargo apenas 24 horas después de anunciar personalmente el mayor superávit comercial de la historia de Brasil.
El pastor evangélico de 44 años, que preside el partido de derecha PRB, será candidato a diputado federal en octubre, cuando la Cámara baja renueve sus 513 bancas. El gobierno del presidente conservador Michel Temer está integrado por una tribu de partidos de centro y de centro derecha, un modelo cuasi-parlamentario que tiene a 13 de sus 28 ministros con pretensiones de renovar su mandato legislativo en octubre próximo.
La ley electoral brasileña les exige dejar sus puestos a más tardar en abril, seis meses antes de los comicios. Pero algunos, ya dejaron traslucir urgencias mayores. Desde noviembre del año pasado, el gobierno perdió cuatro ministros, tres de ellos con cargos de diputado vigentes.
El primero en salir fue el de Ciudades, Bruno Araujo, que al igual que su colega de la Secretaría de Gobierno, Antonio Imbassahy, pertenece al PSDB (centro derecha), una fuerza aliada a Temer que presentará un candidato propio a presidente y busca diferenciarse del oficialismo puro y duro.
Después, siguió el de Trabajo, Ronaldo Nogueira (PTB), que intentará renovar su banca en la Cámara baja. Y ahora fue el turno de Pereira. Casi sin tiempo para hacer el recambio, Temer escogió esta tarde a Cristiane Brasil para suceder a Nogueira en el Ministerio de Trabajo.
La nueva ministra, también es diputada, aunque medios brasileños afirman que no buscará su reelección.
Algunos han criticado la eventual renovación del mandato de muchos diputados investigados por masivos escándalos de corrupción iniciados en la estatal Petrobras, por considerar que es una vía para conseguir fueros privilegiados, escapar a la justicia ordinaria y quedar en manos de la corte suprema, cuyos tiempos de juzgamiento suelen ser mucho más largos.