Ante la hiperinflación que sufre Venezuela, surgen nuevas formas de negocios y fenómenos que antes se daban sólo en la frontera, como el cambio de efectivo del nuevo cono monetario (500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000, 20.000, 50.000, 100.000 Bolívares), se convierten en algo cotidiano y generalizado.
Actualmente, dichos billetes coexisten con los de 2, 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares, que de hecho son los que más abundan en el país, aunado a que los bancos dispensan diario sólo 10.000 Bolívares en efectivo (equivalente a 2 huevos), usualmente en billetes de entre 20 y 100 Bolívares.
Es decir, una persona habitualmente puede tener 200 billetes en su morral para hacer una compra menor, pagar un boleto de bus de trayecto corto u otro gasto de bajo orden, de manera que la erogación diaria puede alcanzar los 30.000 Bs o más.
Ante tal situación, los comerciantes han optado por dar rebajas de hasta 50% si se paga en efectivo, otros hacen avances de efectivo (como ir al banco, a sacar el monto deseado, pero con una carga del 10 al 50% en el monto) y otros, reciben como “agentes cambiarios” el efectivo de alta denominación y pagan de 20 a 40% más en billetes de baja denominación.
Básicamente, es como ir a una casa de cambio con 1000 dólares en billetes de 100 $ y salir con 1400 dólares en billetes de 5 $. Quizás no es lógico, pero en crisis surgen oportunidades. Su marco legal no ha sido definido, pero ha pasado de ser un fenómeno que se daba sólo en las fronteras con Colombia y Brasil, a darse en todo el país.
Como todo fenómeno, no ha sido del agrado de gran parte de la población, pero a pesar de ello, muchos venezolanos lo ven como una escapatoria a la escasez y como un modo de llevar más dinero a sus hogares.