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China hará florecer un desierto con el túnel más largo del mundo, mil kilómetros

Jueves, 2 de noviembre de 2017 - 12:12 UTC
La obra de ingeniería transportará el agua del río Bramaputra hasta el desierto de Taklimakan, que ocupa una superficie de 270.000 kilómetros cuadrados La obra de ingeniería transportará el agua del río Bramaputra hasta el desierto de Taklimakan, que ocupa una superficie de 270.000 kilómetros cuadrados
La meseta del Tíbet impide que la lluvia del monzón desde el océano Índico alcance Xinjiang, aislada al norte por el desierto de Gobi y al sur por el de Taklimakan La meseta del Tíbet impide que la lluvia del monzón desde el océano Índico alcance Xinjiang, aislada al norte por el desierto de Gobi y al sur por el de Taklimakan
La primera vez que se barajó la posibilidad de verter agua desde el Tíbet hasta Xinjiang fue durante la dinastía Qing, en el siglo XIX La primera vez que se barajó la posibilidad de verter agua desde el Tíbet hasta Xinjiang fue durante la dinastía Qing, en el siglo XIX

Un túnel de mil kilómetros en China, que se convertiría en el más largo del mundo, llevará agua desde el Tíbet hasta el desierto de Taklimakan, en Xinjiang, si sale adelante el proyecto en el que trabajan ingenieros del país.

 Según informó el diario South China Morning Post, esta obra de ingeniería transportará el agua del río Bramaputra, conocido por su Gran Cañón, hasta el desierto de Taklimakan, que ocupa una superficie de 270.000 kilómetros cuadrados, equivalente a vez y media el territorio de Uruguay.

Una vez construido superará con creces al acueducto subterráneo de Nueva York, actualmente el más largo del mundo, con 137 kilómetros de longitud. En China el túnel que ahora ostenta el récord tiene 85 kilómetros y se encuentra en la provincia de Liaoning (en la frontera con Corea del Norte), pero en agosto pasado el Gobierno inició la obra de otro que medirá 600 km, y estará terminado en 8 años, en Yunnan (lindando con Laos, Myanmar y Vietnam).

Este último, lo suficientemente ancho como para permitir la circulación de dos trenes de alta velocidad y que atravesará montañas a miles de metros por encima del nivel del mar, servirá de ensayo de la nueva tecnología, los métodos de ingeniería y la infraestructura necesaria para el futuro túnel que unirá el Tíbet y Xinjiang, según informa el diario.

La meseta del Tíbet impide que la lluvia que trae el monzón desde el océano Índico alcance Xinjiang, aislada al norte por el desierto de Gobi y al sur por el de Taklimakan, lo que deja un 90% de la región no acondicionada para la vida humana. La primera vez que se barajó la posibilidad de verter agua desde el Tíbet hasta Xinjiang fue durante la dinastía Qing, en el siglo XIX, pero nunca pasó de la fase de borrador debido a los enormes costes del proyecto, el reto que supone para la ingeniería, el posible impacto medioambiental y las potenciales protestas de los países vecinos.

“El proyecto de canalización de agua en Yunnan demuestra cerebro, músculo y herramientas para construir túneles extremadamente largos en terrenos hostiles sin hacer saltar la banca”, lo que dará confianza a las autoridades para aprobar el de Xinjiang, explicó un investigador de la Academia China de Ciencias al periódico chino. Tanto la meseta de Yunnan como la del Tíbet son zonas propensas a sufrir terremotos y cuentan con muchas fallas activas.