Sin pudor alguno un ex alto funcionario de la administración del presidente Barack Obama reveló que la tan proclamada “relación especial” entre el Reino Unido y Estados Unidos es un “chiste”, y aún más en declaraciones referidas a las disputadas islas del Atlántico Sur, (Falklands), esos funcionarios gustaban referirse, a propósito y provocativamente como las Islas Malvinas.
Jeremy Shapiro quien fuera asesor en el Departamento de Estado durante el gobierno de Obama sostuvo en recientes declaraciones que esa mentada relación especial no era correspondida.
Durante su participación en el Festival de Literatura en Cheltenham, Inglaterra, Shapiro reveló que en tanto los integrantes de la administración Obama en público resaltaban la importancia de dicha relación especial, en privado se mofaban de la idea, y hacían chistas sobre las Falklands/Malvinas.
Shapiro admitió que insertaba a propósito referencias a las Islas Malvinas (ignorando el término Falklands) en las conferencias de prensa.
Esa relación especial nunca fue realmente algo muy importante para los Estados Unidos, explicó ante una audiencia Shapiro, quien entre 2009 y 2013 fuera asesor del Departamento de Estado en Asuntos Europeos y de Eurasia.
Desde mi perspectiva era muy importante para nosotros que mencionáramos la relación especial en cada conferencia de prensa que celebráramos cuando representantes del Reino Unido estaban aquí en Washington.
”Pero detrás del telón, la verdad que nos reíamos. Típicamente siempre traté de meter una referencia a las Malvinas (y no las Falklands), o algo que los pusiera de mal humor.
En efecto, sí era una relación próxima, una buena relación y una relación productiva, pero el tipo de relación que manteníamos con otros países, explicó Shapiro..
Igualmente la relación especial con la actual administración del presidente Donald Trump tampoco parece tan fluida o especial a pesar de las manitas apretadas entre el líder de Estados Unidos y la primer ministro Theresa May en las fotos oficiales durante la visita a la Casa Blanca.
En efecto los británicos estaban furiosos luego que la prensa de EE.UU., en primicia, revelara lista de muertos, detalles de los explosivos, nombre de terroristas sospechosos y fotos del atentado en el concierto de Manchester, que les habían proporcionado a la inteligencia norteamericana, antes que se difundiera en el Reino Unido y entorpeciendo el sistema de trabajo de los británicos
La ministra del interior británica Amber Rudd estaba oficialmente muy irritada por la divulgación por el New York Times sobre todo de las fotos, y las mochilas con explosivos utilizadas en Manchester, aunque en privado no podía contener su furia e indignación ante las filtraciones y el proceder de la inteligencia de EE.UU.
Si bien una cosa es ser parte de la alianza de Cinco Ojos”, (junto a Australia, Canadá, Nueva Zelandia, EE.UU. y el Reino Unido), otra es que uno de sus integrantes sufra de conjuntivitis y filtre datos en el peor momento posible, comentaron fuentes británicas.
El ex Jefe de la Policía Metropolitana, Lord Blair fue igualmente cáustico, Mucho me temo que me recuerda exactamente lo que sucedió el 7/7 cuando EE.UU. publicó fotos claramente indicando como se habían construido las bombas, e hicimos las mismas quejas a propósito, dijo en referencia al atentado múltiple en Londres en julio del 2005.
Se trató de una fuga muy grave, gravísima, pero me temo que ahora es igual, agregó Lord Blair.
Para la comunidad de inteligencia británica es difícil de entender porqué sus pares de EE.UU. prefieren filtrar las noticias previo a consultarlos.
El concepto de relación especial para los británicos nace tras los sucesos del Canal de Suez, cuando Londres invadió Egipto y la Marina Real pretendía ingresar a Alejandría, donde estaba de visita la flota norteamericana. Londres no pudo ingresar y tuvo que recular con sus pretensiones de recuperar el canal. El poder norteamericano (y soviético) pasaron a ser indiscutibles por las potencias europeas y el Reino Unido en todo caso quedó al frente del coro bajo la batuta de Washington.
Aún en los momentos culminantes de esa relación especial, cuando la sólida confluencia ideológica y personal de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, la primer ministro británica se enteró apenas un par de horas antes de la invasión de EE.UU. a la isla de Grenada en el Caribe, miembro de la Mancomunidad Británica. Sus objeciones fue ignorada en tanto los paracaidistas de EE.UU. tocaban tierra en Grenada.
Actualmente Theresa May en plena batalla en el parlamento británico por el Brexit, tiene una promesa de Trump de un acuerdo comercial post-Brexit, pero el tablero global indica que para EE.UU. los desafíos en orden de prelación empiezan con China y siguen con Alemania. Adicionalmente los recientes aranceles punitivos impuestos a la fábrica de aviones de Canadá Bombardier, con importantes proveedores de partes en el Reino Unido, en defensa o en respuesta a protestas de la Boeing, parecen indicar que en efecto la relación especial no es necesariamente tan correspondida.