El referéndum de Cataluña sigue salpicando al fútbol español, que tiene como gran imagen el llanto de Gerard Piqué, ícono de la lucha independentista. Precisamente el club del defensa, el Barcelona, ha sufrido las consecuencias de la decisión de jugar el domingo el duelo ante Las Palmas por la Liga.
Parte de la plantilla, liderada por Piqué, quería que el duelo se suspendiera dados los hechos de violencia que se desarrollaban en Cataluña. El tema fue tratado hasta última hora y la determinación de salir a la cancha se tomó recién cuando el presidente de la institución llegó hasta el vestuario para hablar con los jugadores.
Nadie se acordará de la suspensión si perdemos la Liga por los seis puntos, les habría dicho Josep Maria Bartomeu a los futbolistas. Si bien sus palabras removieron a la plantilla, los futbolistas le dejaron en claro que saldrían a la cancha, pero sólo para evitar un conflicto mayor y perjudicial para el club.
Que no quede que hemos sido nosotros los que tomamos la decisión, es una cuestión de club, replicó Andrés Iniesta al presidente antes de que se decidiera jugar sin público. Y si bien el encuentro se disputó y terminó con triunfo para el conjunto azulgrana, esa determinación provocó un quiebre en la institución. Y no precisamente entre los jugadores.
El problema se produjo a nivel de dirigencia, ya que Carles Vilarrubí, vicepresidente institucional del club, presentó su renuncia horas después del hecho. Vilarrubí, identificado con la lucha independentista, se mostró desacuerdo con jugar pese a los actos de violencia producidos al momento del referéndum.
La renuncia de Vilarrubí, una persona con un gran peso en el club y en la sociedad catalana, supone un golpe para Bartomeu y abre una peligrosa grieta justo en el momento en el que la junta empezaba a respirar tras haber superado la moción de censura, detalla Sport. Tras todo esto, este lunes se desarrolló una junta extraordinaria de acciones en el Barcelona, que podría vivir un verdadero terremoto en las próximas hora.