El presidente de Brasil Michel Temer afirmó que las grabaciones de conversaciones de los empresarios que lo acusan de corrupción filtradas en los últimos días por la prensa confirman su condición como víctima de un gran “ardid” montado por “maleantes”.
”A cada nueva revelación de las grabaciones accidentales de los delatores de la JBS se demuestra cabalmente el gran ardid urdido desde el 17 de mayo pasado contra el presidente Michel Temer”, afirmó la Presidencia en un comunicado.
El jefe de Estado aludió a grabaciones divulgadas la semana pasada y en las que ejecutivos del gigante grupo cárnico JBS, cuyas acusaciones sirvieron de base para las dos denuncias por corrupción que la Fiscalía ha presentado contra el mandatario, conversan sobre sus maniobras para eludir la justicia.
Las conversaciones sugieren que los ejecutivos recibieron instrucciones de miembros de la Fiscalía para grabar sigilosamente conversaciones comprometedoras con Temer y que los fiscales supuestamente manifestaron su decepción por el resultado de los audios porque no servirían para sustentar la denuncia.
“De forma sórdida y torpe, un grupo de maleantes se alió a autoridades federales (fiscales) para atacar la honradez y la dignidad personal del presidente, desestabilizar el Gobierno e intentar paralizar el proceso de recuperación de la economía del país”, asegura el comunicado de la Presidencia.
La nota incluso reproduce la transcripción de una conversación en la que Ricardo Saud, uno de los ejecutivos de la JBS, asegura que los fiscales tenían “una expectativa mayor” de lo que podrían obtener sobre Temer.
“Las acusaciones caen una tras otra, revelando la verdad de la conspiración que fue construida durante meses”, agrega la nota de la Presidencia, para la cual las nuevas grabaciones “muestran toda la planificación de la operación controlada que el grupo JBS intentó hacer contra el país”.
“El país no puede quedar en manos de criminales y bandidos que manipulan autoridades, mercado y medios, y paralizan el país. No se puede tolerar más que investigadores actúen como integrantes de la Santa Inquisición, acusen sin pruebas y permitan a delatores usar mecanismos de la ley para huir de sus crímenes”, agrega.
El jefe de Estado ya había atribuido la semana pasada a una “conspiración” montada con “pruebas forjadas” y “acuerdos con malhechores” la denuncia penal que la Fiscalía le hizo por los supuestos crímenes de obstrucción a la Justicia y asociación para delinquir.
Tras firmar un acuerdo con la Fiscalía para denunciar sus crímenes a cambio de inmunidad, los propietarios de la JBS, los hermanos Joesley y Wesley Batista, dijeron ante la Justicia que le pagaban sobornos al jefe de Estado desde 2010.
Los dos hermanos, sin embargo, fueron detenidos hace dos semanas luego que la Fiscalía descubriera que omitieron y desvirtuaron informaciones.
Temer asegura que confía que el plenario de la Cámara de Diputados, como ya lo hizo cuando rechazó una primera denuncia contra el presidente por corrupción, votará porque se archive la segunda acusación.
En junio pasado, la Fiscalía también acusó a Temer del delito de corrupción pasiva sobre la base de los testimonios del grupo JBS, pero la Cámara de Diputados, en la que el oficialismo mantiene una clara mayoría, negó la eventual apertura de un juicio.