El Ejército brasileño anunció que permanecerá por tiempo indefinido en la Rocinha, la mayor favela de Río y escenario de intensos tiroteos entre facciones rivales desde el viernes. Pidió colaboración ciudadana para “limpiar” la zona.
“No tenemos un plazo para salir. Estamos teniendo un buen rendimiento de la operación, pero (la salida) no está siendo tratada en este momento”, manifestó el general Mauro Sinott, coordinador de las operaciones de las Fuerzas Armadas en Río, en rueda de prensa.
La Rocinha, donde habitan unas 60.000 personas, está ocupada desde la tarde del viernes por cerca de mil miembros del Ejército luego de que se produjeran varios tiroteos entre facciones criminales que luchan entre sí por el control del tráfico de drogas en esa comunidad, situada en la zona sur de Río.
Los intercambios de tiros se repitieron en la madrugada cuando un grupo de sospechosos armados intentó romper el cerco establecido por las Fuerzas Armadas, e incluso en la tarde.
En este sentido, el general Sinott pidió la colaboración de los habitantes de la Rocinha: “Ellos son las personas que pueden ayudarnos a limpiar por un largo tiempo la comunidad”.
En distintos operativos por la ciudad, el Ejército y la Policía detuvieron a cinco personas, entre ellas al narcotraficante Luiz Alberto Santos de Moura, apuntado como uno de los líderes de la banda que intenta tomar el control de la Rocinha.
Además, las autoridades decomisaron más de diez fusiles de largo alcance, abundante munición, granadas caseras, entre otros artefactos explosivos, y equipos de transmisión a distancia.
Tras las escenas de pánico vividas en la víspera, la Rocinha presentó un ambiente más tranquilo, aunque con tanques blindados patrullando las principales calles, mientras las autoridades revisaban todos los vehículos que salían y entraban de la comunidad.
“Hay una estabilidad que está siendo mantenida”, declaró el secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, Roberto Sá, quien señaló que tienen informaciones de supuestos criminales escondidos en un área boscosa próxima a la favela.
La Rocinha, con una vista privilegiada sobre las playas más turísticas de Río de Janeiro, está ubicada en un cerro que divide los lujosos barrios de Sao Conrado y Gavea, y sobre la única avenida que comunica las zonas sur y la oeste de la ciudad, por lo que es estratégica tanto para los narcotraficantes como para el tránsito.
Río de Janeiro vive una inusitada ola de violencia desde la celebración de los Juegos Olímpicos de 2016, que ha obligado al Gobierno del presidente Michel Temer a enviar unos 10.000 miembros de las Fuerzas Armadas para reforzar la seguridad en la región, con la perspectiva de que permanezcan allí hasta finales de 2018.
En lo que va de año, según asociaciones de la sociedad civil, en todo el estado de Río de Janeiro se han registrado unas 4.000 muertes en actos de violencia, entre las víctimas hay más de 100 policías asesinados y alrededor de 630 personas que perdieron la vida por las llamadas balas perdidas.