La difícil situación que atraviesa Venezuela empeoró aún más la semana pasada cuando Estados Unidos anunció sanciones financieras en su contra. Además, Caracas sufrió otra derrota legal en su batalla con los acreedores. Por el momento, ignora los reveses pero en el largo plazo probablemente éstos auguren la reestructuración de deuda más complicada de la historia.
La administración Trump prohibió a las instituciones norteamericanas invertir en deuda o acciones emitidas por el gobierno venezolano o su compañía petrolera estatal PDVSA.
También quedaron bloqueados los pagos de dividendos que hace Citgo, la refinería de petróleo que tiene PDVSA en Estados Unidos. El objetivo es aplicar un embargo financiero contra Venezuela para impedir que recaude dinero en Norteamérica.
Mientras tanto, Venezuela sufrió una derrota en los tribunales norteamericanos, donde un juez dijo que la minera canadiense Crystallex puede tomar dinero venezolano de una cuenta del Bank of New York Mellon para cubrir un fallo por US$ 1.400 millones otorgado por un tribunal del Banco Mundial.
Además de estos contratiempos, una importante cámara compensadora estadounidense dijo esta semana que dejará de operar con algunos bonos venezolanos, mientras que Cantor Fitzgerald ya no los negocia, según los inversores.
El impacto inmediato será menor por el desorden de la situación financiera de Venezuela, pues el país en la práctica ya está excluido del mercado internacional de bonos. Y si bien Crystallex salió victorioso de una batalla legal, está lejos de ganar la guerra. No queda claro cuánto dinero tiene Venezuela en BNY Mellon y podría aún tener la protección que le brinda la inmunidad soberana.
La idea de que poco ha cambiado se refleja en que los bonos de Venezuela y PDVSA se negocian mayormente en mercados extrabursátiles.
Pero los últimos acontecimientos recalcan cómo cualquier reestructuración de deuda venezolana algo que la mayoría de los inversores cree que a la larga sucederá probablemente se convierta en una de las más complicadas y conflictivas de la historia financiera.
Venezuela mantuvo el servicio de su deuda debido a los temores que una cesación de pagos lleve a los acreedores a tratar de embargar los pagos de las exportaciones de petróleo de PDVSA. Eso cortará el sustento y profundizará la crisis económica.
Si caen en default, en el término de tres meses quedan afuera del gobierno, predijo Federico Kaune, director de deuda del mercado emergente en UBS Asset Management.
Sin embargo, el juicio de Crystallex contra Venezuela recalca cómo los acreedores todavía tienen para explorar algunas vías judiciales. El país debe cerca de US$ 100.000 millones y varios miles de millones en pagarés a acreedores comerciales, como compañías farmacéuticas, por facturas impagas o grupos extranjeros cuyos activos locales fueron expropiados.
Venezuela fue denunciada ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), que depende del Banco Mundial, en 43 oportunidades. Sólo Argentina fue objeto de más reclamos. De todos esos casos, 24 todavía están pendientes de resolución incluyendo los iniciados por Anglo American, ConocoPhillips, Air Canada y Vestey.
Eurasia Group estima que Venezuela debe un total de US$ 3.700 millones como resultado de fallos del CIADI, y el avance de Crystallex probablemente incentive a otros acreedores. Además, las sanciones estadounidenses crean un desafío particularmente espinoso si Venezuela reestructura sus deudas. En una quiebra soberana, los acreedores negocian algún tipo de alivio de la deuda y cambian sus viejos bonos defaulteados por otros nuevos con menor valor.
Pero ese canje de deuda no se podría concretar debido a las sanciones que impiden a los bancos norteamericanos entrar en tal operación y a los bonistas estadounidenses ofrecer sus deudas. En la práctica, colocaría a Venezuela en un purgatorio financiero hasta tanto EE.UU. levante la prohibición.
La pregunta es si Venezuela podrá evitar una cesación de pagos. Hasta ahora logró cumplir con el servicio de sus deudas durante más tiempo de lo esperado gracias a la liquidación de activos de la compañía petrolera, a los dólares que a la fuerza le quita a las instituciones locales y a la generosidad de China y Rusia.