La agencia de calificación de Fitch Ratings informó que rebajó la nota soberana de Chile desde A+ hasta A, y confirmó que la perspectiva fue revisada a negativa desde estable. De esta manera, esta entidad se suma a la decisión de S&P que el pasado 13 de julio confirmó la primera baja de la nota crediticia de Chile en 25 años.
En su comunicado, Fitch comentó que la decisión refleja el prolongado período de debilidad económica y menores precios del cobre, lo que están contribuyendo a un deterioro sostenido del balance soberano.
Agregó que ve improbable que el crecimiento se recupere a niveles compatibles con la convergencia de ingresos per cápita con los pares 'A'. Además, indicó que la deuda pública con respecto al PIB sigue estando muy por debajo de la mediana 'A', pero ha aumentado considerablemente de los bajos niveles que respaldaron la mejora de Chile a A+ en 2011 y está en vías de convergencia con la mediana A como parte de los ingresos.
Sin embargo, acotó que el rating A y la perspectiva estable de Chile están fundamentadas por una sólida gobernabilidad y un marco de políticas creíble que ha mantenido la estabilidad macroeconómica.
Fitch proyecta que Chile crecerá 1.4% en 2017. Para 2018 prevé una expansión de 2,4% y de 2,8% en 2019 Con todo, Fitch espera que ”se mantenga un marco de políticas ampliamente disciplinado después de las elecciones, que la recuperación del crecimiento y los precios del cobre (aunque a niveles más moderados) y los esfuerzos de consolidación gradual contendrán indicadores de deuda pública que sean un rango compatible con la calificación A.
Finalmente, sobre la situación fiscal, Fitch espera que el déficit del gobierno central suba a 2,9% del PIB en 2017 desde el 2,7% en 2016, lo que es menos de lo esperado anteriormente debido a los mayores precios del cobre ya los fuertes ingresos extraordinarios relacionados con la eliminación del FUT.
En 2018, las finanzas públicas se beneficiarán de un impulso de los ingresos finales de la reforma fiscal (tributaria) de 2014. El Gobierno tiene la intención de asignar la mayor parte de estos nuevos fondos a su compromiso clave de ampliar la financiación de la educación superior, de modo que se necesitaría una restricción significativa en otras áreas para lograr su objetivo de consolidación fiscal (reducción del déficit estructural del 0,25%)”, explicó.
Por último, Fitch espera que el déficit efectivo se mantenga en el 2,9% en 2018, ya que la consolidación estructural y la mejora cíclica compensan la ausencia de mayores.