Brasil, el mayor exportador mundial de carne bovina, anunció una alteración química de la vacuna que aplica a su rebaño contra la fiebre aftosa. La medida sigue un veto impuesto por Estados Unidos a la importación del producto brasileño atribuido por los productores a una secuela del inmunizante.
La alteración fue anunciada el lunes en un comunicado por el Sindicato Nacional de la Industria de los Productos de Salud Animal (Sindan), entidad que reúne a los fabricantes de la vacuna, que aclaró que modificará la fórmula según lo acordado con el Ministerio de Agricultura y para atender una petición de los productores.
De acuerdo con el organismo, uno de los componentes de la vacuna conocido como saponina será excluido de los inmunizantes que serán producidas este año y comenzarán a ser aplicados a partir de 2018 en el rebaño brasileño de 215 millones de cabezas.
La Confederación Nacional de la Agropecuaria (CNA) y otras entidades de productores atribuyen a la saponina unas inflamaciones que presentan las reses en el punto de la vacunación y que, en su opinión, justificaron el embargo que Estados Unidos impuso a las importaciones de carne fresca brasileña en mayo pasado.
Tales inflamaciones tienen la forma de una protuberancia y son provocados por la acumulación de pus y otros materiales biológicos en el punto de la vacunación.
Los productores, por lo general, recortan y descartan estos abscesos de la carne que procesan, pero importadores de Estados Unidos y de Chile se quejaron en las últimas semanas de haber detectado las inflamaciones en productos procedentes de Brasil.
Según un comunicado divulgado la semana pasada por la CNA, la saponina, que no está prevista en la fórmula original de la vacuna, está “relacionada a la exacerbada irritación en el lugar de la aplicación, que se agrava hasta en casos de edema y severa reacción inflamatoria, con la consecuente ocurrencia de abscesos”.
Los productores calculan que tienen que descartar cerca de dos kilos de carne por cabeza cada vez que localizan este tipo de abscesos en los animales sacrificados.
“El desarrollo de la nueva fórmula implica inversiones pesadas por parte de la industria para adecuarse a los parámetros de control, pero mantendremos la misma eficacia y la pureza de la fórmula actual”, aseguró el vicepresidente ejecutivo del Sindan, Emilio Salani.
La alteración de la composición de la vacuna es otra de las estrategias adoptadas por el Ministerio de Agricultura para intentar revertir el embargo estadounidense.
El ministro brasileño de Agricultura, Blairo Maggi, viajó la semana pasada a Estados Unidos para reunirse con autoridades sanitarias e importadores y explicar las medidas adoptadas por Brasil para superar las reclamaciones que justificaron el veto. Tras su viaja a Estados Unidos el ministro dijo estar convencido de que el embargo será levantado en breve.
El veto fue anunciado el pasado 22 de mayo por el Departamento de Agricultura estadounidense, que detectó algunos lotes de carnes frescas brasileñas que no cumplían con los requisitos sanitarios que impone ese país.
La medida fue consecuencia de un refuerzo de la vigilancia de las carnes brasileñas, decidido dos meses después de que se descubriera en Brasil que fiscales sanitarios y empresarios actuaban en una red dedicada a adulterar productos cárnicos vencidos, que aún así eran vendidos en los mercados interno y externo.
Ese escándalo llevó a una veintena de países a suspender todas sus importaciones de carnes brasileñas, aunque la mayoría revirtió la medida después de recibir explicaciones y garantías del Gobierno brasileño sobre la eliminación de esas prácticas corruptas.
Las exportaciones de carnes frescas al mercado de Estados Unidos representaron ingresos para Brasil por el orden de los 50 millones de dólares entre enero y mayo de este año y, aunque no suponen el segmento más importante de las exportaciones, el embargo afecta la imagen del país como un proveedor seguro de esos productos.