El presidente de Estados Unidos, “Donald Trump, ha decidido” recordar al mundo, una vez más, que la demostración de fuerza siempre ha sido el argumento de la política exterior de Washington, afirmaron desde el Kremlin.
Tal la afirmación del presidente de la Comisión de Defensa y Seguridad del Senado ruso, Viktor Ozerov, quien así definió el ataque estadounidense con la bomba de mayor poder de su arsenal en Afganistán, contra túneles y cuevas usados por los milicianos de Estado Islámico.
Estados Unidos utilizó en Afganistán su más poderosa bomba no nuclear, contra un complejo de cavernas bajo control del grupo radical Estado Islámico, informó el Pentágono. La bomba conocida por la sigla MOAB “hizo impacto con un complejo de cavernas” y túneles excavados en el distrito de Achin, en la provincia oriental de Nangarhar, dijo el portavoz del Pentágono, Adam Stump.
Fue el primer uso de este armamento en combate. El artefacto explosivo fue lanzado desde un avión desde gran altitud. El artefacto tiene formalmente la denominación GBU-43/B, aunque se la llama “Madre de todas las Bombas”, pesa poco más de nueve toneladas y fue desarrollada por el Laboratorio de Investigaciones de la Fuerza Aérea estadounidense.
El general John Nicholson, jefe de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, dijo que la gigantesca bomba es “la munición adecuada para reducir los obstáculos y mantener el impulso de nuestra ofensiva” contra las fuerzas del Estado Islámico y Khorasan.
Poco más tarde, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que “era necesario quitarles el espacio operacional, y lo hemos hecho”.
“Estados Unidos tomó todas las precauciones necesarias para evitar víctimas civiles y daño colateral como resultado de esta operación”, declaró Spicer.
Hasta este jueves, esa bomba había estallado solamente en ensayos realizados por la Fuerza Aérea en 2003. El pasado fin de semana un soldado estadounidense había resultado muerto en combates en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán.