Grupos contrarios al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realizaron este domingo una protesta en la lujosa ciudad de Palm Beach, en el estado de Florida, donde el mandatario pasó el fin de semana junto a la primera dama y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y su esposa.
La convocatoria se adelantó para la hora de partida de Trump; y los manifestantes se apostaron en el Boulevar Southern por el que la caravana presidencial pasa de camino al aeropuerto de West Palm Bech para su regreso a Washington.
El objetivo de la protesta es rechazar los proyectos de gasoductos y oleoductos aprobados por el gobierno de Trump, incluido uno en Florida que empezará a funcionar en junio. También en San Francisco se dieron cita los detractores del presidente para hacer oír sus voces de protesta.
Estamos determinados a hacernos oír, dijo Michelle Kendall, del grupo Indivisible-Resistance, al diario local Palm Beach Post.
Trump, por su parte, publicó un mensaje en Twitter en el que anunciaba la partida de Abe, con quien se reunió el viernes en Washington y quien fue su invitado en Mar-a-Lago, su propiedad mega lujosa en Palm Beach, este fin de semana.
En este mensaje, que forma parte de una catarata de tuits lanzada desde la mañana, Trump contó que la visita de Abe a la mansión resort Mar-a-Lago, la que llamó como la Casa Blanca de invierno, fueron dos días muy productivos.
El sábado después de haber jugado al golf en un club propiedad de Trump, situado al norte de Palm Beach, ambos mandatarios fueron sorprendidos por la noticia del lanzamiento de un misil por parte de Corea del Norte.
Poco después, ambos ofrecieron una breve conferencia de prensa en Mar-a-Lago en la que Abe calificó de absolutamente intolerable esta prueba de un misil y Trump señaló que Estados Unidos apoyará a Japón.
El sábado también antes que ambos mandatarios jugaran al golf, un grupo de manifestantes rodearon la entrada al Trump National Jupiter Golf Club esperando los autos de la caravana de ambos presidentes. El poder de la gente es más fuerte que la gente en el poder”, rezaba uno de los carteles de la protesta.
Pero las manifestaciones en Palm Beach no son los únicos dolores de cabeza que aquejan a Trump por estos días. Desde hace años, la Casa Blanca tiene por tradición invitar a los equipos que ganan cada una de las grandes ligas deportivas del país. Pero ya suman seis los jugadores de los New England Patriots, equipo campeón del Super Bowl LI, que han expresado su negativa a reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Entre ellos, Martellus Bennet anunció que no asistirá a la ceremonia ya que es un fiel y público opositor al mandatario.