El presidente de Brasil, Michel Temer, prometió el domingo en una conferencia de prensa en la que intervendría si los legisladores bajo sospecha de corrupción intentaran otorgarse cualquier tipo de amnistía en lo que fue percibido como un movimiento por parte del Ejecutivo para sacarse el manto de desconfianza ocasionado por continuos escándalos en los últimos meses.
Temer, un político veterano de centro-derecha que llegó al poder tras la destitución en juicio político de su predecesora izquierdista Dilma Rousseff, explicó que su misión era salvar a Brasil de su peor recesión y escándalos de corrupción en décadas para restaurar una economía que, predijo, verá un repunte en el segundo trimestre de 2017. Para ello, necesita la aprobación del Congreso de algunas de sus medidas propuestas, como la congelación de gastos de 20 años que será votada por el Senado el martes. Sería la primera de varias reformas profundas.
Sentado junto a los titulares del Senado y de la cámara baja del Congreso durante la conferencia televisada, Temer proyectó la imagen de un presidente que todavía conserva suficiente capital político para ahora proceder con sus reformas económicas, como respuesta a la indignación pública por un intento en la cámara baja el jueves de votar un proyecto de ley que aparentemente incluye una amnistía por la previa aceptación de fondos no declarados -a menudo sospechosos de ser sobornos- en campañas políticas.
La última crisis de Temer involucró la renuncia del secretario gubernamental Geddel Vieira Lima el viernes en un caso de tráfico de influencias para un proyecto inmobiliario en el que se habr{ia presionado al anterior ministro de cultura. Supuestamente habría grabaciones de una conversación entre el propio Temer y los dos entonces miembros de su gabinete. Al respecto, Temer dijo que nunca había abusado de su influencia y que criticó el uso de grabaciones secretas. Que un ministro grabe al presidente de la república es muy grave.
Temer prometió a los brasileños que notarían cambios positivos. No estamos parados, estamos trabajando para construir crecimiento, y esto vendrá poco a poco, dijo, al tiempo que pronosticó resultados en el segundo trimestre. Propondremos reformas para que Brasil pueda salir de la recesión, agregó. Vamos a impulsar la industria, los negocios y los agronegocios. Pero el tope de gastos a 20 años, seguido por los recortes propuestos a la seguridad social, las pensiones y otras áreas políticamente sensibles, ya ha provocado escozor en algunos sectores.
En el centro de Sao Paulo, miles de personas se reunieron el domingo para una manifestación que los organizadores dijeron que atrajo a 40.000 manifestantes, aunque la policía no proporcionó cifras oficiales.
Mientras tanto, Temer y la élite de Brasilia se enfrentan a una nueva tormenta potencialmente devastadora en el frente de la corrupción. Varios miembros del Congreso y los partidos políticos ya han sido vinculados a la presunta recepción de sobornos y fondos de campaña como parte del gigantesco escándalo Petrobras por adminsitración fraudulenta de la compañía petrolera que pronto podría ampliarse con acusaciones derivadas de una negociación colectiva con docenas de ejecutivos del gigante de la construcción Odebrecht, la compañía en el centro del esquema de Petrobras.
Odebrecht sistemáticamente sobornó a políticos y partidos, en parte para ganar contratos inflados con Petrobras. Ahora, los medios de comunicación brasileños indican que los ejecutivos pueden nombrar hasta 150 políticos en las negociaciones con los fiscales investigadores. Temer dijo que sería ingenuo no preocuparse por las próximas revelaciones. Cuando se habla de ... 150 personas de la clase política, por supuesto hay preocupación, en un sentido institucional.