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Sin tregua judicial para Lula: dos casos de corrupción y por intento de acallar testigo

Viernes, 14 de octubre de 2016 - 11:19 UTC
El líder del PT ha rechazado todas las acusaciones y ha denunciado insistentemente que es blanco de una “persecución” por parte de los tribunales El líder del PT ha rechazado todas las acusaciones y ha denunciado insistentemente que es blanco de una “persecución” por parte de los tribunales

El ex presidente brasileño Lula da Silva se sentará en el banquillo de los acusados tres veces, después de que un juez aceptara este jueves una nueva denuncia en su contra por sospechas de corrupción.

 Lula, el presidente más popular de la historia de Brasil, se enfrenta a dos juicios por corrupción, en ambos casos por recibir presuntos pagos y favores de sendas constructoras, y en el tercero por haber tratado de callar a un testigo que le señala como uno de los cabecillas de la red que saqueó la petrolera Petrobras durante al menos una década.

El ex mandatario también es investigado por el Tribunal Supremo por su supuesta participación en los desvíos de fondos millonarios de la petrolera, pero en este caso no es considerado reo ni se le imputa ningún delito.

Las tres imputaciones se han producido en un estrecho margen de dos meses y medio, entre el pasado 29 de julio y este jueves 13 de octubre.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT) ha rechazado todas las acusaciones y ha denunciado insistentemente que es blanco de una “persecución” por parte de los tribunales, con el objetivo de evitar que sea candidato en las elecciones presidenciales de 2018.

Los abogados de Lula afirmaron en un comunicado que el ex mandatario es “víctima” de una “guerra jurídica” que se sostiene en “acusaciones absurdas y sin pruebas”, Como es el caso de la nueva denuncia, según ellos.

La denuncia más reciente, aceptada por el juez Vallisney de Souza Oliveira, del Tribunal Regional Federal de la Primera Región, acusa a Lula de recibir sumas millonarias de la constructora Odebrecht por haber favorecido a la empresa, presuntamente de forma ilegal, desde 2008, cuando aún era presidente.

Según la acusación, Lula presionó al banco de fomento de Brasil, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), para que concediera créditos a Odebrecht para que lograse adjudicarse un contrato en Angola.

Los pagos, que ascendieron a 30 millones de reales (unos 9 millones de dólares), los realizó Odebrecht a una empresa que en la época de los hechos acababa de abrir sus puertas, no tenía ninguna experiencia en grandes obras y había sido fundada por un sobrino de la primera mujer de Lula, Taiguara Rodrigues dos Santos.

Además Odebrecht contrató a Lula para pronunciar discursos en diversos países después de dejar la Presidencia, lo que, según la fiscalía, se trataba de un medio para canalizar el pago de los sobornos.

La defensa de Lula sostiene que esos desembolsos fueron legales, puesto que participó en los seminarios para los que se le contrató, una actividad que, asegura, la desempeñan de forma habitual los ex jefes de Estado de varios países.

La otra denuncia de corrupción considera a Lula beneficiario de favores de la constructora OAS, en concreto, un apartamento de lujo en Guarujá, en el litoral de Sao Paulo, y el pago del alquiler de un depósito en el que almacenó los regalos que recibió en calidad de jefe de Estado.

Ese caso será juzgado por el estricto juez Sergio Moro, del Tribunal Federal de Curitiba, que ha concentrado las investigaciones del caso Petrobras, que según la acusación, está relacionado con el caso del apartamento, que Lula niega a rajatabla que sea suyo o que haya hecho uso de él.

En el tercer juicio, abierto en otra corte de Brasilia, los cargos se refieren a un presunto intento de soborno por parte de Lula al ex director de Petrobras Nestor Cerveró, con la intención de que se negase a delatar a otros miembros de la red de corrupción.

En relación a ese caso, el juez Ricardo Leite fijó la fecha en la que interrogará a Lula, el próximo 17 de febrero.

Categorías: Política, Brasil.