Los negocios del magnate y candidato republicano Donald Trump arrastran con una deuda de al menos 650 millones de dólares, en su mayoría con bancos extranjeros, según una información que publica The New York Times.
Hasta ahora Trump había hecho público un documento sobre el estado de cuentas de sus negocios en el que solo habría reconocido deber US$ 315 millones de sus empresas, menos de la mitad de lo publicado por el diario.
La información apunta, entre otras deudas, la de parte de la Trump Tower en la sexta avenida de Manhattan, que llevaría consigo un préstamo de US$ 950 millones y que habría financiado parcialmente el Banco de China, la mayor entidad financiera de un país al que Trump ha criticado duramente en campaña por actuar en detrimento de los intereses de EE.UU.
Parte de la deuda por el mismo inmueble también estaría en manos de Goldman Sachs, banco que según él controla la candidata demócrata Hillary Clinton.
Asimismo, una “porción sustancial” de la fortuna personal de Trump sería en asociación con otras tres entidades que deberían 2.000 millones de Euros.
El diario también detalla que en 2015, Trump tomó prestado de Ladder Capital US$ 160 millones, aunque sobre el papel solo debería US$ 50 millones.
Por último, la publicación encontró otras deudas de Trump de las que el candidato no ha hablado nunca en las que también estaría involucrado el Banco de China.
Para la investigación, el diario colaboró con la firma de información inmobiliaria RedVision Systems y a través de los documentos que Trump ha hecho llegar a la Comisión Federal de Elecciones (FEC).
Pese a las presiones del partido demócrata, Trump no ha publicado todavía su declaración fiscal completa. Desde que se inició la campaña, el magnate ha sacado pecho de su fortuna y se ha autodenominado “billonario”.
Al conocer la información que iba a publicar el diario neoyorquino, Trump publicó un mensaje en la red social Twitter llamando “moribundo” a The New York Times.
El periódico también publicó en los últimos días una información sobre el nexo de su antiguo jefe de campaña Paul Manafort, investigado en Ucrania por recibir pagos de un partido pro-ruso, y que presentó su dimisión el viernes pasado.