Un nuevo personaje entró esta semana en el marco de la causa de corrupción de Petrobras en Brasil. Se trata de Marisa Leticia, la mujer del ex presidente Lula da Silva, quien fue intimada por la policía a declarar en la causa por la que el ex jefe de Estado es investigado por la justicia.
La esposa de Lula fue citada a declarar, aunque todavía sin fecha establecida, por un proceso que vincula al ex mandatario con la compra de una casa situada en Atibaia, en el interior del estado de San Pablo.
La Fiscalía sospecha que Lula es el verdadero propietario de la finca de campo, lo que ha sido negado en reiteradas ocasiones por el ex presidente, quien asegura ser víctima de una persecución judicial y mediática.
La propiedad está a nombre de dos empresarios cercanos al dirigente del Partido de los Trabajadores (PT): Fernando Bittar y Jonas Suassuna. Estos también fueron intimidados a declarar.
Las autoridades investigan si Lula reformó la casa de campo gracias al favor de grandes empresas constructoras acusadas de beneficiarse de los millonarios desvíos de recursos públicos en Petrobras, la mayor empresa de Brasil.
Lula también es investigado por un apartamento en el balneario de Guarujá, en el litoral de San Pablo, el cual la Fiscalía sospecha que le fue entregado por favores ofrecidos cuando estaba en el poder.
Según un documento elaborado por la Fiscalía, el ex jefe de Estado participó activamente de las corruptelas en la estatal Petrobras y hay elementos que prueban ”que recibió, directa e indirectamente, ventajas (financieras) indebidas de esa estructura delictiva.
Lula ya responde formalmente ante un tribunal bajo la acusación de obstrucción a la Justicia”, por un supuesto intento de soborno a uno de los implicados en la corrupción petrolera.