La detención del ex ministro Paulo Bernardo del gobierno de Dilma Rousseff por supuesta corrupción se ha transformado en un paso más del presidente interino Michel Temer para quedarse como definitivo, ya que la esposa del arrestado, Gleisi Hoffman, ex jefa de Gabinete, es la senadora encargada de liderar la defensa parlamentaria de la presidenta suspendida, en la comisión de juicio político del Senado.
Una semana después de que Temer y los caciques del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) fueran acusados por un delator confeso de pedir dinero ilegal para campañas, la prisión de Bernardo reduce los márgenes en torno al Partido de los Trabajadores (PT) y a la defensa de Rousseff en la comisión de juicio político.
Esta detención produce más dificultades para la estrategia de regreso de Dilma, dijo el comentarista político de la radio CBN, Kennedy Alencar.
Bernardo y Hoffman son cuadros políticos del PT, oriundos del estado de Paraná, el mismo que es el foco de la atención de la Operación Lava Jato, dirigida por el juez Sergio Moro.
La detención de Bernardo es un desdoblamiento de esta operación e involucra supuestamente contratos irregulares del área informática por unos 35 millones de dólares entre 2010 y 2015 en el ministerio de Planificación y Gestión.
En forma paralela, la operación se realizó por orden de un juez del estado de San Pablo, que determinó también un allanamiento en la sede del PT, que estaba vacía pero del cual participaron blindados y agentes vestidos en traje de guerra.
La policía federal está a cargo, en el gobierno interino, de Alexandre de Morais, ex secretario de Seguridad Pública del gobernador paulista, Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Morais se reunió 24 horas antes de esta operación con el juez Moro, en medio de las acusaciones al gobierno interino de Temer de querer interceptar la operación que llegó la semana pasada al cuello del mandatario en ejercicio.
Este jueves fue detenido también Valter Correa, secretario municipal de Gestión en la alcaldía de Sao Paulo, a cargo de Fernando Haddad, del PT, quien busca su reelección en las elecciones municipales de octubre.
La casa de Hoffman, en Curitiba, capital de Paraná, también fue allanada.
Bernardo fue ministro de Presupuesto en los años de Lula da Silva mientras que Hoffman fue jefa de Gabinete y se encuentra actualmente en la línea de frente del Senado para defender a Dilma.
Ambos están están bajo sospecha de haber recibido unos 350.000 dólares en 2010 como parte de una donación de campaña, parte del dinero desviado en contratos de Petrobras.
El momento político de turbulencia juntó a varios partidos en las últimas horas: la prisión de Bernardo ocurre luego que fuera hallado muerto en un hotel de Pernambuco, el acusado de lavar dinero y corrupción y que era dueño del avión que cayó en 2014 durante la campaña electoral matando al candidato presidencial Eduardo Campos, compañero de fórmula de la ambientalista Marina Silva.
Además de ese escándalo, se sumó la divulgación de la grabación del ex presidente del PSDB, Sergio Guerra, quien en 2010 a cambio supuestamente de sobornos de empresas de ingeniería bloqueó una investigación sobre Petrobras en el Congreso.
El operativo que vuelve a golpear al PT con un nuevo preso le otorga aire al interinato de Temer para que el PMDB, incluso con la pérdida de tres ministros (quizás cuatro) por la Operación Lava Jato, arañe votos en el Senado y llegue al mágico número de 54 apoyos para expulsar definitivamente del cargo a Rousseff, en una votación que debe realizarse a mediados de agosto.