Desde el lanzamiento de la operación Lava Jato en 2014 que investiga la corrupción y sobornos extendidos a jerarcas de la principal empresa de Brasil, Petrobras, por las empresas contratistas, se estima que se han perdido unos 170.000 puestos de trabajo, según el Consejo de Administración de dicha compañía.
En efecto, además de sufrir el desplome de los precios internacionales del petróleo, Petrobras, sus subsidiarias y tercerizadas echaron dieron de baja a 169.700 personas entre 2014 y enero de 2016, según el diario Folha de Sao Paulo.
De cada 10 empleados que tenía el sistema Petrobras en diciembre de 2013, cuatro fueron despedidos, fueran estos puestos fijos de trabajo en la propia empresa, de subsidiarias o de tercerizadas. La plantilla de trabajadores en las obras vinculadas a Petrobras, incluidos administrativos, eran 446.000 hace dos años y ahora se encuentra en 276.000.
La noticia abona la denuncia del oficialista Partido de los Trabajadores y de Lula da Silva (2003-2010) quien sostiene que la investigación en Petrobras, sin que desde el primer momento se protegiera el funcionamiento de las empresas, contribuyó a la recesión económica del país.
Según Lula, 2,5% de la caída de 3,8% del PIB de 2015 se debió al freno de inversión en el área de actuación de las empresas investigadas en la Operación Lava Jato, que involucra a ejecutivos confesos de Petrobras que cobraban sobornos a cambio de sobreprecios de compañías constructoras.
Las principales firmas de ingeniería de Brasil están bajo acusación de formar cartel: Odebrecht, Camargo Correa, Andrade Gutiérrez, Oas y Engevix, entre otras y sus ejecutivos condenados en primera instancia por el juez Sergio Moro.
El desempleo en Brasil era del 4,5% en diciembre de 2014 y en febrero trepó a 8,2%.
Según Folha de Sao Paulo, la puesta en marcha de la industria naval desde 2004 y el hallazgo de los mega/yacimientos submarinos en la capa geológica pre-sal fueron motivo para la ampliación de las contrataciones en la principal empresa brasileña, que tiene una deuda récord de 100.000 millones de dólares.
Petrobras inició una fase de desinversión con la asunción de Aldemir Bendine como presidente en reemplazo de Graça Foster, mano derecha de Dilma Rousseff, en la época del escándalo por sobornos, que según las investigaciones se arrastraban desde los año ochenta por parte de los ejecutivos confesos corruptos.
Con los sindicatos en estado de alerta y movilización, los empleados efectivos de Petrobras se encuentran en torno a 78.600 personas, 8,7% menos que cuando en 2014 comenzó la investigación surgida por un caso de lavado de dinero en una estación de servicio con lavandería de automóviles del sureño estado de Paraná, lo cual motivó el nombre de la operación Lava Jato (Lavado a Chorro).