El presidente de La Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), Paulo Skaf, anunció este martes el respaldo de esa entidad y de otras organizaciones empresariales a las manifestaciones previstas para el próximo domingo en todo Brasil contra el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
Consideramos, por unanimidad, que este Gobierno perdió la credibilidad y la confianza y que eso está provocando el deterioro de la economía. Por eso consideramos importante participar, pacífica y respetuosamente, en la jornada del 13 de marzo, afirmó Skaf en declaraciones a periodistas.
El presidente de la considerada la principal y más influyente patronal del país agregó que personalmente participará en la protesta prevista en Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil.
Skaf anunció el respaldo de los empresarios a las manifestaciones tras un encuentro con otros líderes gremiales y con representantes del Movimiento Brasil Libre y Ven a la Calle, dos de las organizaciones no gubernamentales que han convocado las marchas en las redes sociales.
Se trata de los mismos grupos que promovieron al menos tres jornadas de protesta contra el Gobierno el año pasado, una de las cuales movilizó a cerca de dos millones de personas en un centenar de ciudades del país.
Estas organizaciones presionan la renuncia de la jefe de Estado y apoyan el juicio político que la oposición intenta impulsar en el Congreso para destituir a la mandataria.
Según Skaf, la renuncia o la destitución de Rousseff permitirá la vuelta de crecimiento y aumentará la confianza de los inversores en el país.
Dijo igualmente que pedirá al gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que movilice a la policía para garantizar la seguridad de los manifestantes el domingo en las ciudades del estado más poblado y rico de Brasil, ante supuestas amenazas de grupos que apoyan al ejecutivo.
Tanto el oficialista Partido de los Trabajadores como la unión sindical Central Única de los Trabajadores (CUT) y grupos afines al Gobierno como el Movimiento de los Sin Tierra (MST) han convocado a sus militantes a defender el mandato de Rousseff en las calles.
Tales convocatorias se produjeron el viernes después de que la policía obligara al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva a prestar declaración en el proceso por las corruptelas en Petrobras, lo que los grupos afines al Gobierno consideraron como otro esfuerzo de las fuerzas conservadoras para justificar un golpe que saque del poder a Rousseff.
De acuerdo con Skaf, lo que preocupa a los empresarios no es tanto la crisis política como la económica, ya que el país enfrenta una recesión que ahuyenta a los inversores.
Lo que provoca el descrédito del actual gobierno es un conjunto de hechos negativos. Perdimos 1,6 millones de empleos formales en los últimos meses; hay industrias y empresas cerrando sus puertas. No podemos asistir a eso callados, afirmó el presidente de la Fiesp tras recordar la contracción económica del 3,8% sufrida por Brasil el año pasado, la mayor en 25 años.