El expresidente brasileño Lula da Silva declaró ante la Policía Federal que “no recuerda haberse reunido con representantes” de la fabricante SAAB “para discutir la compra de aviones cazas” por parte de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), informaron medios locales.
De acuerdo con la declaración prestada el pasado 6 de enero, cuya transcripción fue filtrada por el portal de noticias G1, Lula negó haber intermediado en la compra de los cazas de combate suecos Grippen, cuya negociación concluyó durante el mandato de la actual presidenta, Dilma Rousseff.
Lula compareció frente las autoridades de forma voluntaria y antes de la fecha en la que había sido convocado como testigo de la defensa del empresario Alexandre Paes dos Santos, uno de los 16 acusados por el supuesto pago de sobornos al Ejecutivo a cambio de ventajas tributarias.
El caso, conocido como “Operación Zelotes”, involucra a una de las empresas de Luis Claudio Lula da Silva, hijo del exmandatario, debido a que la consultora Marcondes & Mautoni, citada como la intermediaria del pago de sobornos, transfirió 2,4 millones de reales (unos 1,02 millones de dólares) a su compañía en 2011.
Interrogado por la Policía, Lula consideró “un absurdo” la hipótesis de que “los pagos realizados por Marcondes & Mautoni a la empresa de su hijo” constituyesen “algún tipo de contraprestación por los servicios prestados por él a la empresa Saab para que esta venciese la competencia para comprar los cazas para la FAB”.
Por el contrario, aseveró que “mientras fue presidente nunca atendió ningún pedido” de la consultora, cuyo socio Mauro Marcondes Machado y exvicepresidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea), “no lo buscó para tratar la compra de los aviones caza por parte del Gobierno”.
El Ejecutivo optó por Saab en una licitación abierta con la que quería adquirir 36 aviones de combate de última generación para substituir sus Mirage 2000 de fabricación francesa, cuya vida útil ya terminó.
Los aviones suecos competían con los Rafale de la empresa francesa Dassault y con los FA-118 Súper Hornet de la estadounidense Boeing en una licitación lanzada en 2001 y suspendida varias veces.
Por otra parte, Lula también tildó de “absurdo” la conjetura de la Policía sobre si el pago a la compañía de su hijo pudo representar una compensación por el papel del expresidente en la aprobación de beneficios tributarios para el sector automotor, una suposición que negó “vehementemente”.
La “Operación Zelotes” también investiga a las compañías automotrices por manipular a su favor los procesos del Consejo Administrativo de Recursos Fiscales (CARF), el departamento de la Receita Federal (fisco) encargado de multar a los defraudadores de impuestos.