La aceptación de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff mejoró marginalmente, según Datafola que se situó en el 10% en el contexto de la aguda crisis económica y política que vive el país.
La encuesta de Datafolha y publicada por el diario Folha de Sao Paulo, muestra que la aprobación de Rousseff subió dos puntos con respecto al último sondeo de esta empresa, realizado el pasado agosto.
El porcentaje de personas que desaprueban la gestión de la jefa de Estado bajó del 71%, el dato máximo que alcanzó en agosto, hasta el 67%, mientras que los que la califican de “regular” pasó del 20% al 22%.
La encuesta fue realizada por la firma Datafolha con entrevistas a 3.541 personas los pasados miércoles y jueves, con un margen de error de dos puntos porcentuales.
El estudio también mostró que, por primera vez, los brasileños consideran que el principal problema del país es la corrupción, lo que preocupa al 34%, mientras que la salud es el más importante para el 16% y el desempleo, para el 10%.
Rousseff ganó la reelección para un segundo mandato en octubre del año pasado y, desde entonces, su popularidad se desgastó rápidamente.
Los principales factores que han alimentado el descontento de los brasileños han sido la mala situación de la economía y el gigantesco escándalo de corrupción investigado en la petrolera estatal Petrobras, por el que son investigadas las mayores constructoras del país y cerca de 50 políticos, en su mayoría oficialistas.
La economía del país está en recesión y, según cálculos oficiales, puede terminar el año con una contracción del Producto Interior Bruto (PIB) cercana al 3,10%.
El Gobierno se ha visto obligado a impulsar un plan de ajuste de la economía que incluye medidas impopulares como la subida de los impuestos, el corte de subsidios a los trabajadores y una fuerte subida de los tipos de interés.
La crisis ha alentado a la oposición a promover un proceso de destitución contra Rousseff, aunque la Cámara de los Diputados todavía no ha decidido si admite el trámite.