El sangriento ataque de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que dejó once militares y un policía muerto, tres heridos y seis desaparecidos, ensombrece el panorama político colombiano un día después de las elecciones.
El ataque está directamente relacionado con las elecciones de alcaldes, gobernadores y órganos legislativos locales y regionales del domingo, pues la comisión atacada custodiaba los 130 votos emitidos por indígenas de la comunidad U'wa en el resguardo de Bachira.
La zona donde ocurrió la emboscada está en jurisdicción del municipio de Güicán, departamento de Boyacá, en el centro del país, y hace parte del Parque Nacional Natural del Cocuy, cuyas picos son cubiertos de nieve.
Además de los once militares de un batallón de alta montaña y un policía muertos, el ataque dejó tres soldados heridos, mientras que otros dos soldados, un patrullero de la Policía, dos delegados de la Registraduría Nacional del Estado Civil, entidad que organiza los comicios y un guía indígena de los U'wa están desaparecidos.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, condenó “este hecho tan lamentable” y ordenó redoblar las acciones militares contra el ELN, guerrilla con la que su Gobierno lleva a cabo desde enero de 2014 contactos “exploratorios” para iniciar un proceso de paz similar al que está en marcha con las FARC en Cuba.
“Si el ELN cree que con estos actos va a ganar espacio político o fortalecerse en una eventual negociación, está totalmente equivocado”, manifestó Santos en una declaración que dio en la Casa de Nariño.
El jefe de Estado subrayó que “para el ELN y todos aquellos que no entren en el camino de la paz, el mensaje es claro: los enfrentaremos con todo el poder y con toda la contundencia de nuestras Fuerzas Armadas”.
El ataque es el más grave de los últimos años perpetrado por el ELN, que se ha convertido en el principal generador de violencia del conflicto armado colombiano desde que el pasado 20 de julio las FARC iniciaron un cese el fuego unilateral en el marco de los diálogos de paz.
En esa coyuntura, las elecciones del domingo fueron, según el propio presidente, las más tranquilas en mucho tiempo en Colombia, pues a diferencia de otras épocas, sólo fue registrado un ataque armado.
El autor también fue el ELN, que asesinó al soldado Laureano Paternina Pérez cuando custodiaba la jornada electoral en Anorí, municipio del departamento de Antioquia (noroeste) .
Santos lamentó que por un lado el país haya vivido “una jornada electoral pacífica, exitosa, la más tranquila de las últimas décadas, de los últimos tiempos” mientras que por otro el ELN perpetraba un nuevo ataque contra militares y policías “que adelantaban precisamente el Plan Democracia para proteger las elecciones”.
“Es un hecho que demuestra que el ELN no ha entendido que este es el tiempo de la paz y no el tiempo de la guerra”, sentenció el mandatario.
Mientras la violencia de las FARC se ha reducido a mínimos históricos en los últimos meses, el ELN sigue operando en diferentes partes del país, incluso cometiendo secuestros como el del administrador de empresas Ramón Cabrales, raptado el pasado 3 de septiembre en su finca en cercanías de Ocaña, departamento de Norte de Santander (noreste).
Por esas acciones, el Gobierno mantiene una ofensiva contra esa guerrilla y en los últimos cuarenta días causó al menos quince bajas en las filas de ese grupo armado ilegal.
El 17 de septiembre seis miembros del ELN murieron en una operación militar en una zona rural del municipio de El Tambo, en el departamento del Cauca (suroeste), y el pasado jueves otros nueve cayeron en una acción similar en Morales, en el departamento caribeño de Bolívar.