La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, cerró su agenda en Suecia con una visita a la planta del consorcio de defensa Saab en Linköping para comprobar el proceso de fabricación de los cazas Gripen. Brasil y Suecia firmaron hace un año un acuerdo, valorado en unos 5.400 millones de dólares por 36 cazabombarderos, de los que casi la mitad serán producidos de forma conjunta, en una operación financiada por el Instituto sueco de Crédito a la Exportación.
Quince de los 36 aviones serán construidos en las plantas de la empresa brasileña Embraer, a la que Saab le transferirá la tecnología necesaria para su desarrollo. Las entregas serán entro los años 2019 y 2024.
Durante su estancia en Suecia Rousseff defendió en varios foros la solidez de las finanzas brasileñas para afrontar la operación a pesar de la crisis económica que atraviesa el país.
“No creo que la cuestión de la crisis tenga ninguna importancia en el acuerdo Gripen”, declaró en rueda de prensa conjunta con el primer ministro sueco, Stefan Löfven, y resaltó que es uno de los proyectos más importantes de la primera economía latinoamericana.
Rousseff había destacado la solidez de la economía brasileña horas antes en un foro empresarial en la capital sueca, en el que enfatizó que el intercambio comercial entre ambos países ha crecido un 45% en la última década y que hay potencial para ampliarlo.
La mandataria brasileña visitó también el Real Instituto de Tecnología y la sede del fabricante sueco de equipos de telecomunicación Ericsson.
Ericsson anunció este lunes un acuerdo con la mexicana América Móvil para probar en 2016 los sistemas para redes 5G en Brasil, además de varios programas de investigación con universidades de este país.
Tras la visita a la planta de Saab, donde este lunes tenían su primer día de trabajo 50 ingenieros brasileños en virtud del acuerdo entre ambos países, Rousseff siguió viaje a Helsinki.
En Finlandia se reunirá con el presidente Sauli Niinistö, y el primer ministro, Juha Sipilä, además de participar en un acto con emprendedores.