El gasto público argentino fue el que más creció en la región en términos del PBI entre 2008 y 2015 al expandirse casi 14 puntos porcentuales, haciendo que el ratio entre ambas variables alcance el 40%, sólo por debajo de Venezuela.
En los últimos años el gasto público argentino viene creciendo de forma sostenida y este año electoral la tendencia se acentuó con un alza de las erogaciones del 38%, mientras los ingresos se han rezagado.
La política fiscal desmedidamente expansiva del Gobierno fue el principal dilapidador de ahorro para la economía argentina. El gasto público federal fue el que más creció en términos del PBI en toda la región. Se expandió casi 14 puntos porcentuales respecto al PBI, haciendo que el ratio Gasto/PBI alcance el 40%, remarcaron desde el sitio de consultores Economía & Regiones.
De acuerdo a las estimaciones de la consultora, el aumento del gasto sobre el PBI alcanzó los 13,7 puntos porcentuales entre 2008 y 2015 en Argentina y así el país se convirtió en el que más incrementó las erogaciones en la región.
En segundo lugar pero cinco puntos por debajo se ubicó el alza del ratio de Paraguay (8,3%), seguido de Venezuela (7,7%), Uruguay (4,3%) y Ecuador (4,1%).
En tanto, en Chile el alza del gasto respecto al PBI llegó a 3,8%, en Perú a 3,2%, en Colombia a 2,9%, en Brasil a 2,9% y en México apenas a 0,2%. En esa línea, desde la consultora Economía & Regiones advirtieron que la presión tributaria de Argentina también fue la que más se expandió en toda la región, pero menos que el gasto.
De modo que Argentina experimentó un aumento exponencial del déficit fiscal que actualmente se ubica cerca del 7% del PBI, advirtieron.
Los cálculos de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) también dan cuenta que el rojo financiero alcanzará el 7% del PBI a fin de año.
El déficit fiscal sigue camino a terminar el año cerca de 7% del PBI, determinó el economista en jefe de la fundación, Daniel Artana, en un documento dado a conocer la semana pasada.
El ahorro que produjo la reducción en el precio de importación del gas natural licuado fue más que compensado con el impacto de la nueva moratoria sobre la cantidad de jubilados, por el aumento en otras transferencias corrientes y por mayores gastos de capital, agregó.
Los años de mayor desequilibrio fiscal, paradójicamente, fueron los posteriores al 2009, período en que se empezó a computar en mayor medida las rentas de la propiedad (transferencias de la ANSES y el BCRA). Si se las descontara, según el IARAF, el rojo promedio entre 2009 y 2014 sería más del doble (de -1,3% a -2,9%). Con este aporte incluido, para este año ya pasó 5%.
Este escenario traduce un desafío para el próximo gobierno, ya que los analistas coinciden en que hay poco margen de incrementar el gasto en forma real sin crear un mayor deterioro de las variables macroeconómicas. El problema es que 45% de las erogaciones corresponden a jubilaciones y salarios, en tanto que subsidios económicos a empresas representaron 10% y a familias, 8%.