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Brasil desesperado trata de convencer a inversores que superará la crisis política

Viernes, 9 de octubre de 2015 - 09:24 UTC
Levy reconoció ante una multitud de inversionistas en la reunión anual del FMI en Perú que no estaba seguro de si Rousseff enfrentará un juicio político. Levy reconoció ante una multitud de inversionistas en la reunión anual del FMI en Perú que no estaba seguro de si Rousseff enfrentará un juicio político.

Las principales autoridades económicas brasileñas intentaron convencer a los organismos multilaterales e inversores de que la mayor economía de América Latina superará una profunda crisis política que amenaza con sacar del poder a la asediada presidenta Dilma Rousseff.

 El riesgo a un juicio político se intensificó, después de que la corte federal de auditorías de Brasil dictaminó esta semana que el Gobierno de la líder populista manipuló sus cuentas el año pasado para ocultar un creciente déficit fiscal que ha mantenido a los mercados locales bajo presión.

En un comentario sorprendentemente franco, el ministro de Finanzas, Joaquim Levy, reconoció ante una multitud de inversionistas en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Perú que no estaba seguro de si Rousseff enfrentará un juicio político.

Sin embargo Levy dijo que estaba confiado en que las medidas impopulares de austeridad serán aprobadas por un Congreso díscolo, lo que permitiría apuntalar las cuentas públicas y sacar a la economía de su peor recesión en 25 años.

“Nuestro principal reto ahora es cómo nos ajustamos a algunos cambios en el entorno económico”, dijo Levy. “Estoy seguro de que tan pronto como tengamos el presupuesto y claros objetivos fiscales (…) vamos a recuperar el crecimiento (económico)”.

La rápida caída en desgracia de un Brasil que vivió un auge es el ejemplo más dramático de la brusca desaceleración que experimentan las principales economías emergentes después de una década de bonanza de las materias primas. La economía brasileña está previsto que se contraiga casi un 3% este año.

Las tensiones entre Rousseff y su amplia alianza en el Congreso han dañado a una economía que ya están luchando con un declive de la demanda de los consumidores y niveles de confianza históricamente bajos.

Aunque muy respetado en los mercados, Levy ha comenzado a perder su influencia en el Gobierno de Rousseff, después de enfrentarse con los principales miembros del gabinete sobre la magnitud del ajuste fiscal a aplicar.