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Rousseff intenta cambiar agenda política y promete impedir los movimientos antidemocráticos

Miércoles, 16 de setiembre de 2015 - 11:22 UTC
”Haremos de todo para impedir que los movimientos no democráticos crezcan y se fortalezcan”, dijo Rousseff en el palacio presidencial de Planalto. ”Haremos de todo para impedir que los movimientos no democráticos crezcan y se fortalezcan”, dijo Rousseff en el palacio presidencial de Planalto.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó este martes que su gobierno está “atento” a “todos los intentos” de producir “inestabilidad” en el país y prometió “impedir” el fortalecimiento de movimientos antidemocráticos.

 ”Haremos de todo para impedir que los movimientos no democráticos crezcan y se fortalezcan”, dijo Rousseff en declaraciones que concedió a periodistas en el palacio presidencial de Planalto.

La mandataria recordó que “Brasil a duras penas conquistó una democracia” y volvió a criticar a los grupos de “pesimistas siempre en guardia” que, según ella, son los únicos que “ganan” con la crisis.

Seis partidos de la base que apoya a Rousseff divulgaron este martes un manifiesto en “defensa de la democracia”, frente al empeño de la oposición por promover un juicio con miras a la destitución de la mandataria.

El documento fue firmado por legisladores de los partidos de los Trabajadores (PT), del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), Comunista do Brasil (PCdoB), Progresista (PP), Social Democrático (PSD) y Republicano del Orden Social (PROS), todos miembros de la coalición gobernante.

“Declaramos nuestro firme y decidido apoyo al mandato legítimo de la presidenta Dilma Rousseff, que se extinguirá solamente el 31 de diciembre de 2018”, afirma el texto.

La semana pasada, cuatro partidos de la oposición anunciaron su decisión de articular fuerzas en favor de someter a Rousseff a un juicio político, con el objetivo de promover la destitución de la mandataria.

Este grupo, que a través de internet dice haber recogido unas 800.000 firmas en favor de la destitución de la presidenta, sostiene que Rousseff debe responder por los escándalos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y por unas maniobras irregulares que el Gobierno hizo para maquillar su resultado fiscal de 2014.

Al clima político adverso se ha sumado a la aguda crisis en que se ha sumergido la economía del país, todo lo cual ha derrumbado la imagen de Rousseff, a quien recientes encuestas le han atribuido el respaldo de solamente el 8% de la población.

Debido a la crisis, el Gobierno se vio obligado este lunes a anunciar una serie de medidas impopulares, que incluyen el corte de gastos, la congelación de salarios de los funcionarios y la subida de impuestos.

En sus declaraciones, Rousseff reiteró que el Gobierno pretende tomar hasta la semana que viene nuevas medidas de ahorro, que incluyen la fusión de varios ministerios y de otros órganos públicos.

Categorías: Economía, Política, Brasil.