La guerrilla narco-marxista colombiana de las FARC pidió este viernes “echarle agua al incendio” entre Colombia y Venezuela, naciones que enfrentan una crisis fronteriza con millares de deportados y más repatriados voluntarios.
”Tenemos que echarle agua al incendio chovinista para promover la unidad e integración de dos naciones con una misma historia, hijas de un mismo padre, el libertador Simón Bolívar”, dijo a la prensa Jesús Santrich, un delegado de las FARC en las negociaciones de paz con el gobierno colombiano en La Habana.
“Lo más conveniente es buscar, mediante el diálogo constructivo y sincero, la normalización de la situación en la frontera”, añadió Santrich, destacando que “Venezuela es y seguirá siendo fundamental para la paz de Colombia”, como país “acompañante” del proceso de paz, junto con Chile.
Unos 1.500 colombianos han sido deportados de Venezuela en la última semana, después de que entrara en vigencia un estado de excepción decretado por el presidente Nicolás Maduro en una zona fronteriza con Colombia.
“Hay que respetar la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela”, dijo Santrich, quien afirmó que hay quienes “quieren mediante la guerra económica y todo tipo de conspiraciones, desestabilizar el gobierno legítimo” de Maduro, aunque sin identificar a nadie.
La decisión de Maduro estuvo motivada por un ataque de desconocidos a militares venezolanos en medio de una operación anti-contrabando en la frontera, que el mandatario venezolano atribuyó a “paramilitares colombianos”. Bogotá estima que desde entonces entre 5.000 y 6.000 colombianos se han repatriado voluntariamente llevando sus pertenencias a cuestas por temor a ser expulsados desde Venezuela sin nada.
La delegación de paz del gobierno colombiano, encabezada por el ex-vicepresidente Humberto de la Calle, no comentó las declaraciones del delegado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Diplomáticos que participan en el proceso de paz han revelado que el difunto presidente venezolano Hugo Chávez (1999-2013) tuvo un papel destacado en las gestiones secretas que condujeron al gobierno colombiano de Juan Manuel Santos y las FARC a la mesa de negociaciones en 2012 para intentar detener un conflicto armado interno de medio siglo que ha dejado 220.000 muertos y seis millones de desplazados.
Junto a Venezuela y Chile, Noruega y Cuba participan en el proceso de paz en calidad de “garantes” de dichas negociaciones.