Los sindicatos opositores al Gobierno de Cristina Fernández lograron paralizar la actividad en Argentina con una huelga general que, según el Ejecutivo, tiene un objetivo “político” y busca crear “confusión” en plena batalla electoral.
Empero los dirigentes sindicales entusiasmados por la repercusión de la medida han anunciado que no descartan otras medidas similares si el gobierno no se sienta a negociar.
La huelga es la segunda en lo que va de año y la quinta contra el Gobierno de Fernández y mantuvo paralizados desde primera hora los servicios de transporte público y de trenes y afectó también a los aeropuertos, con decenas de vuelos cancelados.
Los piquetes bloquearon los principales accesos a Buenos Aires y otras capitales del interior del país para garantizar el éxito de la protesta, que afectó a otros sectores clave, como los puertos, la recogida de basuras y las gasolineras.
Otras actividades, como el Correo, los bancos y los colegios también sufrieron el impacto de la huelga, convocada por el ala opositora de la poderosa Confederación General del Trabajo y la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) .
“El paro es total”, afirmó este martes el secretario general de Unión Tranviarios Automotores (UTA) , Roberto Fernández, en declaraciones a medios locales.
Los convocantes protestan contra las limitaciones en las negociaciones colectivas sobre los aumentos salariales de 2015 que pretende imponer el Gobierno para controlar la inflación.
En plena negociación colectiva de sectores claves de la economía argentina, los sindicatos piden una subida del 35%, frente al 27% apuntado como límite por el gobierno, y exigen la reducción de los impuestos sobre los salarios de los trabajadores.
En el trasfondo de la protesta está una elevada inflación que organismos privados sitúan por encima del 30% y que cálculos oficiales rebajan a un 18%, en un país donde más de 4 millones de trabajadores cobran alrededor de 700 dólares por mes con un importante peso de la economía sumergida.
Para el Gobierno, la convocatoria tiene un objetivo “político” y no busca dar soluciones sino generar “confusión” en la recta final del mandato de la presidenta y a sólo dos meses de las elecciones primarias que definirán a los candidatos que competirán por la Casa Rosada.
“Yo quisiera saber cómo se está defendiendo al trabajador haciendo un paro de estas características, donde impiden a la inmensa mayoría de los trabajadores ir a trabajar, que es lo que seguramente quieren hacer, que no están identificados ni de casualidad con su visión (con la de los sindicatos)”, dijo el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.
Se trata, agregó, de “un paro político con objetivos claros”, “que no aporta absolutamente nada” y que lo que busca es generar “confusión”.
“Están generando esta zozobra para que la población teóricamente se lleve un mensaje equivocado, que a esta altura no se lo lleva; sabe quiénes son los que están al frente de esta situación, lo que provocan, que no es otra cosa que frenar circunstancialmente la actividad del país y es eso nada más, no se llevan nada; mañana tienen que volver a discutir el tema (en negociaciones colectivas)”, insistió el funcionario.
“En algún momento cuando se tire demasiado de la cuerda van a tener conflictos en sus propios gremios”, auguró el jefe de Gabinete.
En 2014, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerró en un 24%, según el gobierno, aunque consultoras privadas estiman que la cifra real asciende a 38,5%.