El mexicano Angel Gurría repetirá su mandato al frente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) durante otros cinco años, según decidió su Consejo de GobiernoEl ex-ministro de Finanzas y de Asuntos Exteriores, que se hizo cargo de la organización por primera vez en junio de 2006, mantendrá su cargo como máximo responsable de ese organismo con sede en París hasta 2021.
Gurría, de 65 años, fue respaldado de forma unánime por los 34 miembros de la organización, quienes, según el comunicado de la OCDE, valoraron su trabajo en favor de un ente “más relevante y abierto”.
Bajo su liderazgo, a juicio de esa nota, la OCDE ha incrementado su alcance global a la hora de fijar estándares en ámbitos como los impuestos, la competencia o la inversión, y el organismo se ha vuelto más diverso, con la entrada de países como Chile, Estonia, Israel o Eslovenia.
Otros como Colombia, Costa Rica o Lituania han iniciado el proceso de adhesión, y países como Brasil, China, la India, Indonesia o Sudáfrica participan en algunas de sus principales actividades.
La OCDE reconoció que durante el tiempo que ha estado al frente se ha lanzado un programa regional en el sudeste asiático y se ha impulsado el trabajo con los países de Oriente Medio y el Norte de África (MENA), Europa Central y Oriental, África y Latinoamérica.
Su liderazgo, según se añadió, ha instado para que se coloque el bienestar de la población en el centro de los esfuerzos de la OCDE, y ha fomentado la creación de un conjunto de herramientas para medir el impacto de las reformas económicas, sociales y medioambientales.
“Me siento honrado por la confianza que los miembros me han otorgado y estoy deseando seguir transformando la organización”, señaló Gurría, quien en 2006 sustituyó en el cargo al canadiense Donald Johnston como máximo responsable del organismo que agrupa a los 34 países más desarrollados del planeta.
Gurría, casado con la oftalmóloga Lulú Quintana y padre de tres hijos, ha propuesto para los próximos años un programa resumido en 21 propuestas, que incluyen la voluntad de convertir la OCDE en un organismo “más útil” para sus países miembros.
El que repetirá como gestor de la OCDE aspira además a fortalecer y ampliar el impacto de los actuales estándares de la organización, identificar nuevos campos de acción o, entre otras, reforzar la capacidad del organismo para abordar los desafíos de las políticas emergentes.