Por Julio César Pineda (El Universal) - El histórico diferendo de Venezuela con el Reino Unido (posteriormente con Guyana por el Esequibo) y el caso de las Malvinas, tienen en común el reclamo histórico frente al imperialismo británico y sus injerencias en América Latina.
En ambos casos, tanto por Argentina como por Venezuela, se invoca el principio del Uti Possidetis Juris, y el despojo territorial por una potencia extranjera. Reclamos que nuestros países nunca han dejado de presentar, tanto a nivel bilateral como multilateral, aunque últimamente la diplomacia argentina ha sido muy activa frente a las Malvinas, mientras que Venezuela ha dejado de lado el caso del Esequibo por otros intereses estratégicos.
La Constitución argentina es clara cuando establece las islas Malvinas, y los espacios marítimos e insulares correspondientes, son parte integrante del territorio nacional. Y en su legislación interna sobre la nacionalidad afirma que: son argentinos todos los que nazcan en el territorio de la República, sea cual fuera la nacionalidad de sus padres, y declara inválida y sin ningún efecto jurídico las pérdidas o cancelaciones de la nacionalidad argentina. Por lo tanto, todos los nacidos en las islas Malvinas son argentinos, porque estos territorios son ocupaciones ilegales e ilegitimas del Reino Unido; esto para evitar el principio de autodeterminación que la corona inglesa siempre ha aludido, y fortalecer el principio de integridad territorial del Estado.
Como Argentina, la Constitución venezolana establece que el territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad.
El laudo arbitral del 3 de octubre de 1899, donde se le quitó a Venezuela la territorialidad de 159.500 km2 es írrito y carente de toda validez, por eso el Acuerdo de Ginebra de 1966, donde se abre la discusión y la negociación sobre el Esequibo. La Capitanía General de Venezuela desde 1777 tuvo como límite este al río Esequibo.
Los británicos siempre aspiraban estas posesiones por sus recursos naturales. En 1822 el propio Bolívar exigía a Don Pedro Gual comunicarse con el enviado plenipotenciario en Inglaterra José Rafael Revenga sobre esas pretensiones coloniales. La debilidad de Venezuela no solamente fue jurídica, sino política, por la inestabilidad de esa etapa histórica, de golpes y caudillos, más preocupados por el poder interno que por el destino de nuestras fronteras.
Las Malvinas
En el caso de las Malvinas el archipiélago tiene una extensión cercana a los 12.000 km2. En 1833 el imperio británico invadió las Malvinas en un acto ilegal e ilegitimo, con una política expulsión y sustitución de la población original. El gobierno argentino el 17 de junio de 1833 formalmente reclamó la soberanía territorial del archipiélago con nota diplomática, alegando sus derechos territoriales. Reclamo que Argentina nunca ha dejado de presentar frente al Reino Unido.
El gobierno argentino, desde 1945 ha sido muy activo en los foros internacionales y lo presenta como una permanente política de Estado. Ha logrado incluir el tema en el Comité de Descolonización de la ONU. En el Mercosur, cuenta con total apoyo, incluyendo el respaldo permanente de Venezuela. Igualmente en la Aladi. Y con los jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Rio. En Unasur desde 2010, siempre está presente el reclamo argentino, con decisiones como impedir el ingreso en sus puertos de los buques que enarbolen la bandera de las Malvinas y el control del comercio incluyendo la explotación de hidrocarburos y minas en esa región. El 5 de febrero de 2012, el ALBA, donde Venezuela ejerce un papel fundamental, también se solidarizó no solamente con el planteamiento diplomático sino con acciones concretas, frente a los barcos con banderas de las Malvinas.
¿Contundencia?
La diplomacia venezolana no ha tenido tal contundencia en el reclamo internacional por el territorio del Esequibo. Es tiempo para nuevos pronunciamientos y acciones, especialmente cuando Guyana actúa en forma provocativa con autorizaciones y concesiones a compañías extranjeras en el Esequibo. El último acto hostil ha sido el del barco de la Exxon Mobil, compañía que pretende realizar actividades de exploración petrolera en la zona en reclamación, sin contar con la previa notificación a Venezuela contemplada en el Acuerdo de Ginebra, además en momentos de una difícil situación entre Caracas y Washington, y contando con el pleno respaldo de los países del Caricom, muchos de los cuales se han beneficiado de los programas de Petrocaribe.