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“Sigo al frente del barco” y “voy a hablar todas las veces que quiera”, dijo Cristina Fernández

Sábado, 31 de enero de 2015 - 08:31 UTC
“Nadie desde otro poder le puede decir a la presidenta que se calle la boca y no hable. Voy a hablar todas las veces que quiera hablar”, advirtió “Nadie desde otro poder le puede decir a la presidenta que se calle la boca y no hable. Voy a hablar todas las veces que quiera hablar”, advirtió
“No permitamos que nos dividan” y transitemos hasta las próximas elecciones, previstas para octubre, “en paz, con tranquilidad, con alegría” “No permitamos que nos dividan” y transitemos hasta las próximas elecciones, previstas para octubre, “en paz, con tranquilidad, con alegría”
El caso Nisman, que no lo mencionó una vez en el discurso estuvo en el trasfondo de sus críticas contra el poder judicial y en sus advertencias El caso Nisman, que no lo mencionó una vez en el discurso estuvo en el trasfondo de sus críticas contra el poder judicial y en sus advertencias

La presidenta argentina, Cristina Fernández, cargó contra el Poder Judicial, advirtió que no permitirá que “le digan que se calle la boca”, y llamó a los argentinos a transitar en “paz” hasta las elecciones. Acompañada por gobernadores, funcionarios y militantes, evitó mencionar abiertamente al fiscal Alberto Nisman, que murió de un tiro en la cabeza en circunstancias dudosas el pasado día 18 tras denunciarla por presunto encubrimiento de terroristas iraníes.

No obstante, el caso de Nisman -que responsabilizaba a Irán del atentado contra la mutua judía AMIA- estuvo en el trasfondo de sus críticas contra el poder judicial y en sus advertencias para evitar que conflictos de “remotos países” puedan salpicar a Argentina.

“Nadie desde otro poder le puede decir a la presidenta que se calle la boca y no hable. Voy a hablar todas las veces que quiera hablar”, advirtió en un discurso transmitido en cadena nacional el viernes al medio día.

Fernández respondía así al vicepresidente de la Asociación de Magistrados, Ricardo Sáenz, quien afirmó esta semana que “no es conveniente que (la presidenta) siga opinando de la causa de esta forma. Una cosa es el debate político y otra cosa es opinar directamente sobre el caso”.

Tanto la mandataria como altos cargos de su Gobierno, han opinado en los últimos días sobre el caso, la investigación y las personas relacionadas con Nisman.

“Creo que es pre-democrático intentar silenciar voces”, dijo Fernández, “no me interesa una democracia sitiada y silenciosa”.

La presidenta ha sostenido que la muerte de Alberto Nisman se enmarca en una conspiración para desestabilizar a su Gobierno y ha llegado a apuntar la mano negra de los servicios secretos. En su intervención sugirió que el caso tiene un contexto internacional relacionado con “países remotos” que no identificó.

“Se lo pido por favor, como presidenta y como militante y como ciudadana”, agregó, “no permitamos que nos traigan acá conflictos que están causando desolación, muerte y agobio de otros pueblos porque no tenemos esas contradicciones”.

“Esa mugre que hay afuera, que nadie la traiga adentro. Defendamos la Argentina más que al Gobierno”, añadió.

“No permitamos que nos dividan”, insistió la presidenta, que convocó a los argentinos a transitar hasta las próximas elecciones, previstas para octubre, “en paz, con tranquilidad, con alegría para que el pueblo vuelva a votar y se vuelva a expresar”.

Cristina Fernández aprovechó el acto para demostrar que ha retomado el timón de la agenda política, con un repaso a la gestión del Gobierno y el anuncio de la subida de las pensiones de jubilación y de nuevos acuerdos con China, en vísperas de su visita al país.

Antes de concluir, Cristina Fernández insistió en que no cederá ante las críticas y los insultos y que sigue “al frente del barco”.

“En silla de ruedas, con una pata al hombro, esta presidenta va estar al frente del barco como siempre lo ha hecho. Pese a que algunos lo quieran escorar, que algunos lo quieran hundir”, afirmó Fernández, que se recupera todavía de una lesión en un tobillo.

“Estoy un poco averiada, como la batalla naval, pero jamás hundida”, dijo la presidenta, que interrumpió varias veces su discurso por los cánticos de los militantes que abarrotaban la Casa Rosada y que esperaron, en vano, a que se asomara a los balcones de la sede del Ejecutivo.