Brasil rechazó la solicitud de la Comisión Europea (CE) de establecer un panel de expertos en el marco del Órgano de Solución de Controversias de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en relación con las medidas fiscales impuestas por el gigante sudamericano a productos importados.
El pasado 19 de diciembre la Comisión Europea solicitó la celebración de consultas en la OMC argumentando que las medidas fiscales aplicadas por Brasil a los productos importados son discriminatorias y constituyen una ayuda prohibida a los exportadores brasileños.
La CE y Brasil mantuvieron consultas el 13 y el 14 de febrero y el 4 de abril, pero éstas no consiguieron resolver la disputa por lo que Bruselas solicitó esta semana el establecimiento del panel para que se pronuncie sobre la compatibilidad entre las medidas aplicadas por Brasil y las normas del organismo.
Esta es la primera ocasión en que la CE pide el panel, por lo que al rechazarlo Brasil, Bruselas deberá solicitarlo una segunda vez para que quede realmente establecido, como prevén las normas del organismo.
La CE considera que en los últimos años Brasil ha recurrido cada vez más a dicho régimen fiscal, que, a juicio de Bruselas, es incompatible con las normas de la OMC, dado que otorga ventajas a las industrias nacionales y las protege de la competencia.
Brasil lleva a cabo esas medidas principalmente mediante exenciones o reducciones selectivas de los impuestos aplicados a los productos nacionales.
Brasilia explicó que las medidas se establecieron con la aprobación del sector privado y que benefician directamente y sin discriminaciones tanto al sector doméstico como al extranjero, dado que los beneficios fiscales no discriminan en base al origen. Además, Brasil argumentó que las empresas europeas se benefician del sistema actual.
El Ejecutivo comunitario recuerda que, en septiembre de 2011, el Gobierno brasileño aprobó un importante aumento de los impuestos a los vehículos de motor (un 30 % más sobre su valor), junto con una exención para los coches y camiones fabricados en el país.
Aunque ese impuesto, que para Bruselas es discriminatorio, expiraba en diciembre de 2012, en septiembre de ese mismo año fue sustituido por un régimen fiscal igualmente controvertido, denominado Inovar-Auto, con un plazo de aplicación de cinco años.
Brasil también ha adoptado medidas que afectan a otros productos, desde ordenadores y teléfonos inteligentes hasta semiconductores, y aplica ventajas fiscales a los artículos fabricados en determinadas zonas del país, independientemente del sector, asegura la CE.
Bruselas considera que esas medidas fiscales repercuten negativamente en los exportadores de la UE, cuyos productos se ven gravados con impuestos más elevados que los de sus competidores nacionales.
Las medidas, según la CE, también restringen el comercio al favorecer la localización de la producción y los suministros y dar ventajas a los exportadores brasileños, además de que repercuten en los consumidores brasileños al tener que pagar precios más elevados, existir una oferta limitada y haber un acceso restringido a productos innovadores.
La Unión Europea es el principal socio comercial de Brasil y, según datos de 2012, representa el 20,8% del total de sus intercambios comerciales.
Brasil es un importante socio comercial de la UE y en 2012 el valor de las exportaciones totales comunitarias ascendió a más de 39.000 millones de Euros, de los que casi 18.000 millones de Euros procedían de maquinaria y equipos de transporte (incluidos vehículos de motor y piezas) y productos electrónicos y componentes.