Una mayor apertura de Brasil al comercio exterior sería un desastre para la industria nacional, dijo el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Mauro Borges Lemos, en una entrevista publicada por un periódico de Sao Paulo, desestimando una demanda generalizada entre los líderes empresariales de la mayor economía de Latinoamérica.
Menores barreras comerciales llevarían a una mexicanización de la industria brasileña, sostuvo Mauro Borges al diario Folha de Sao Paulo, convirtiendo a las fábricas del país en poco más que una línea de ensamblaje para las empresas extranjeras.
Sus comentarios podrían ser un anticipo de la política comercial brasileña para los próximos cuatro años en caso de que la Presidenta Dilma Rousseff logre la reelección el próximo mes.
Las fábricas de ensamblaje de México, conocidas como maquiladoras, son a menudo utilizadas por firmas estadounidenses, que se benefician de la mano de obra barata con bienes que usualmente son exportados de nuevo al mercado de la mayor economía del mundo.
Éstas representan casi dos tercios de las exportaciones no petroleras del país con casi 196.000 millones de dólares anuales, según datos del 2013.
En contraste, la industria brasileña está mayormente enfocada en el mercado local. Las manufactureras locales son protegidas por altas tarifas de importación, normas sobre contenido local en los contratos del Gobierno, crédito subsidiado y una ola de medidas de estímulo para impulsar la producción y proteger el empleo.
Aún así, las firmas brasileñas han enfrentado obstáculos durante años debido a la escasa infraestructura y los altos costos. Se espera que el sector manufacturero se contraiga un 1,94% en el 2014, según un sondeo del banco central publicado esta semana.
Muchos líderes empresariales consideran que las menores barreras comerciales ayudarían a reducir el costo de los insumos y hacer que la industria local sea más competitiva en el mercado global.
Las cifras comerciales de Brasil para el 2014 registraron un leve superávit en agosto tras mantenerse cerca de territorio negativo durante gran parte del año. El superávit comercial del país cayó a su menor nivel en más de una década en el 2013, lo que amplió fuertemente el déficit de cuenta corriente del país.
Borges atribuyó esas cifras a la economía relativamente abierta de Brasil, en la que algunas importaciones reemplazan a los productos fabricados localmente.
Según datos del Fondo Monetario Internacional, Brasil es la economía más cerrada del continente, con el comercio siendo responsable de casi una cuarta parte del PBI. Un estudio de la Cámara Internacional de Comercio revelado el año pasado ubica a Brasil cerca del nivel más bajo entre las economías del G20 en relación a su apertura comercial.
Borges dijo además que está en contra de un acuerdo comercial con Estados Unidos, dado que ambas economías no estarían preparadas para un acuerdo de ese tipo.