Uruguay pidió al gobierno de Cristina Fernández informes sobre Atucha II, que se hizo operativa este año, y otras centrales que proyecta construir la Argentina, ubicadas a 80 kilómetros de la costa del vecino país, según reveló el ministro de Relaciones Exteriores Luis Almagro en contactos con la prensa durante el fin de semana.
Según explicó el canciller Almagro, los acuerdos de la Organización Internacional de la Energía Atómica dan la potestad a los países vecinos de otros donde hay centrales de este tipo de pedir la debida información al respecto.
”Tanto Uruguay como Paraguay (vecinos de Argentina) tienen interés en conocer la evolución de esos procesos. Estamos recabando la información para hacer mejor el planteo. Es un tema importante para Uruguay”, precisó.
Atucha II se encuentra junto a Atucha I en la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires y cuenta con una potencia de 743 megavatios eléctricos, es una de las tres centrales nucleares con que cuenta Argentina y utiliza uranio natural y agua pesada.
Las dos centrales de Atucha (la primera se inauguró en 1974) y la de Embalse en la provincia de Córdoba (comenzó a funcionar en 1983) son explotadas por Nucleoeléctrica Argentina S.A.
Atucha II llegará a abastecer a 3 millones de usuarios. Además Argentina quiere construir una cuarta central mediante un acuerdo con China (en las cercanías de Atucha) y extender la vida útil de Embalse. En 2013 Argentina firmó dos convenios con la Corporación Nacional Nuclear de China para que esta participe en la eventual edificación de nuevas plantas.
Empero desde la propia Argentina el sitio web lapolíticaonline advirtió el mes pasado sobre posibles fallas en la seguridad de Atucha 2.
”Data de la década de 70 (es pre-Chernobyl y por supuesto pre-Fukushima) sus sistemas de control ya no se usan y han sido cuestionados por el Organismo Internacional de Energía Atómica. Y se pone en marcha sin ninguna actualización relevante”, publicó el sitio.
En Uruguay está prohibida la utilización de energía nuclear para la generación eléctrica, además de la importación de electricidad generada con centrales nucleares.
Por su parte Paraguay también está preocupado por la posibilidad de que Argentina construya otra central atómica en la provincia de Formosa, fronteriza con aquel país, según fuera anunciado recientemente como parte del plan energético argentino a largo plazo. El proyecto es a veinte años.
Empero en lo más inmediato Argentina tiene en marcha un plan para trasladar una planta procesadora de uranio desde Córdoba a Formosa, el cual ha motivado una serie de audiencias públicas en las que se han denunciado serias falencias en el informe de impacto ambiental.
Nuncio Toscano, de la Asociación de Médicos de la República Argentina (AMRA), inclusive dijo que “el Gobierno argentino no ha dicho la verdad a Paraguay”. Por su parte, representantes de Greenpeace, de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, de la Iglesia Católica y de comunidades indígenas reclamaron el derecho a la información que debe garantizar el Gobierno de la Provincia de Formosa sobre el tema y el hecho de que se haya omitido en el estudio sobre el futuro de la comunidad nativa, que se halla situada a solo cuatro kilómetros de donde se instalaría la planta.
Por su parte el senador paraguayo Fernando Silva Facetti, presente en las audiencias sostuvo que hubo un “teléfono cortado” con la cancillería argentina. “Enviamos pedidos de información que nunca se respondieron”, dijo.
Mientras tanto, la representante de la Comisión Nacional de Energía Atómica de ese país, Norma Boero, reconoció que faltan muchos datos en el estudio de impacto ambiental. Pero defendió que Argentina es un “ejemplo mundial en cumplir normativas nucleares” y sostuvo que la planta procesadora de uranio va a beneficiar inclusive a Paraguay.
La Argentina hoy abastece el 10% de su demanda eléctrica con energía nuclear. Brasil, por su parte, también quiere llegar a cubrir ese porcentaje. Para eso, pondrá en funcionamiento el próximo año la central Angra III y buscará poner en marcha otras dos en el nordeste