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Felipe VI destacó su fe en la unidad de España, “una España unida y diversa”

Viernes, 20 de junio de 2014 - 10:50 UTC
“Nos unen la historia y lazos muy intensos de afecto y hermandad”, dijo el flamante rey en relación a Iberoamérica “Nos unen la historia y lazos muy intensos de afecto y hermandad”, dijo el flamante rey en relación a Iberoamérica

Prometiendo luchar por una España unida y diversa, basada en la igualdad de los españoles y donde caben las distintas formas de sentirse español, juró este jueves ante el Congreso el rey Felipe VI, considerado el monarca más preparado para el cargo en la historia del reino.

 “Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución” de 1978, que devolvió la democracia a España tras el fin de la dictadura franquista, afirmó Felipe VI, de 46 años, vestido con uniforme de gala militar y luciendo el fajín de capitán general de los ejércitos ante senadores y diputados reunidos en el Congreso en Madrid.

El nuevo Monarca subrayó que inicia su reinado “con una profunda emoción por el honor que supone asumir la Corona, consciente de la responsabilidad que comporta y con la mayor esperanza en el futuro de España”.

Felipe VI quiso rendir un “homenaje de gratitud y respeto” hacia su padre, Juan Carlos de Borbón, que formalizó ayer su renuncia al trono para dar paso a su hijo. El nuevo monarca aseguró que el reinado de su padre ha sido “excepcional” y deja “un legado político extraordinario” y añadió que consiguió ser “rey de todos los españoles”.

Asimismo, tuvo unas palabras de elogio para su madre, la reina Sofía, a la que agradeció “toda una vida de trabajo impecable al servicio de los españoles”, que también fueron recibidas por un gran aplauso.

El monarca garantizó además que sabrá hacer honor a su juramento a la Constitución y que será un jefe del Estado “leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar, y también a defender siempre los intereses generales”.

En su discurso expresó su solidaridad con quienes se han visto “heridos en su dignidad” por la crisis económica y ha subrayado que siente el “deber moral” de trabajar para revertir esta situación.

El monarca tuvo palabras de recuerdo y homenaje hacia las víctimas del terrorismo, que “perdieron su vida o sufrieron por defender” la libertad de todos. Por eso mostró su “inmenso respeto” por las víctimas de la violencia terrorista y recalcó que “la victoria del Estado de Derecho, junto a nuestro mayor afecto, será el mejor reconocimiento a la dignidad que merecen”.

Recalcó también que para que la Corona sepa ganarse continuamente el aprecio, el respeto y la confianza de los ciudadanos, y se haga acreedora de “autoridad moral” debe “velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente”.

“Hoy, más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren y la ejemplaridad presida nuestra vida pública. Y el Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de los ciudadanos”, aseguró.

También proclamó su “fe en la unidad de España” de la que la Corona es símbolo y puntualizó que esa unidad no es “uniformidad” y que la engrandece y fortalece y en la que “cabemos todos”.

“Esa España, unida y diversa, basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad entre sus pueblos y en el respeto a la ley, cabemos todos; caben todos los sentimientos y sensibilidades, caben las distintas formas de sentirse español”, dijo Felipe VI. Para el rey, las diferentes sensibilidades no deben nunca “enfrentar, dividir o excluir “sino que deben servir para “comprender y respetar, convivir y compartir”.

Apeló igualmente al acuerdo entre las fuerzas políticas en los asuntos de “interés general” y llamó a mirar hacia adelante para seguir construyendo “juntos”, la España renovada del futuro.

El rey habló acerca de las relaciones exteriores de España y mencionó expresamente a los países iberoamericanos.

“Nos unen la historia y lazos muy intensos de afecto y hermandad”, dijo Felipe VI, quien subrayó que, además, “en las últimas décadas también nos unen intereses económicos crecientes y visiones cada vez más cercanas sobre lo global”. Sobre todo, a unos y otros “nos une nuestra lengua y nuestra cultura compartidas”, lo que el monarca considera “un activo de un inmenso valor que debemos potenciar con determinación y generosidad.

En el apartado de las relaciones internacionales, en el que ”España ocupa una posición privilegiada por su lugar en la geografía y en la historia del mundo“, el rey aludió a la vinculación del país con Europa que fue ”una aspiración en el pasado“.

Ahora, ”España es Europa y nuestro deber es ayudar a construir una Europa fuerte, unida y solidaria, que preserve la cohesión social, afirme su posición en el mundo y consolide su liderazgo en los valores democráticos que compartimos“.

Esa actitud ”nos interesa porque también nos fortalecerá hacia dentro“, según el rey, para quien Europa ”no es un proyecto de política exterior, es uno de los principales proyectos para el reino, para el Estado y para la sociedad“.

Otra vertiente de la política exterior española es el vínculo antiguo de cultura y de sensibilidad próximos con el Mediterráneo, Oriente Medio y los países árabes.

Ello ofrece a España ”una capacidad de interlocución privilegiada, basada en el respeto y la voluntad de cooperar en tantos ámbitos de interés mutuo e internacional, en una zona de tanta relevancia estratégica, política y económica“, dijo Felipe de Borbón.

En un mundo cada vez más globalizado, el rey instó a asumir una presencia ” cada vez más potente y activa en la defensa de los derechos de nuestros ciudadanos y en la promoción de nuestros intereses, con la voluntad de participar e influir más en los grandes asuntos de la agenda global y sobre todo en el marco de las Naciones Unidas”.