El Papa Francisco ha cargado su visita a Tierra Santa de mensajes de unidad y su paso por el Muro de los Lamentos no ha sido una excepción. Luego de rezar y depositar ente las rocas del muro un Padre Nuestro escrito en español de su puño y letra, Francisco se abrazó con su amigo el rabino judío Abraham Skorka y al líder religioso musulmán Ombar Abboud.
El abrazo de las tres religiones ha sido una síntesis del espíritu de unidad que el papa ha querido imprimir a visita a Israel y Cisjordania.
Luego de rezar ante el Muro de los Lamentos y depositar un Padre Nuestro escrito en español de su puño y letra, el Papa Francisco, Skorka y Abboud, ex secretario general del Centro Islámico de la Argentina, se unieron en el icónico abrazo.
Los tres son amigos y ya mantenían una relación cercana cuando Francisco aún era Arzobispo de Buenos Aires en la Argentina. Lo logramos, dijo Francisco luego del encuentro.
Unos días antes de la llegada del Papa, Skorka habló sobre su amistad con el Pontífice. Francisco y yo hemos soñado con encontrarnos juntos frente al Muro de las Lamentos en el Templo de Jerusalén, abrazarnos, dijo Skorka al padre Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltá Cattolica en una entrevista publicada el 17 de mayo.
Cuando Jorge Mario Bergoglio fue elegido papa, para mí era claro que nuestra amistad debía hacerse pública, dijo Skorka. Era necesario, a causa de los siglos de discordia entre judíos y cristianos y a que muchas veces la violencia se sobrepone al diálogo, indicó.
Este martes se cumple la última jornada del Papa en Tierra Santa. Por la mañana visitó a la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del islam y corazón del conflicto que desde hace décadas enfrenta a israelíes y palestinos.
La llegada de Francisco, quien se reunió allí con el gran Mufti de Jerusalén, Mohamad Ahmad Husein, se produjo en un día simbólico para los musulmanes, ya que hoy conmemoran el ascenso de Mahoma a los cielos que, según la tradición, se produjo desde este lugar.
El Papa pidió hoy a judíos, cristianos y musulmanes que abran sus corazones y su mente para entender al otro, y llamó a que nadie utilice el nombre de Dios para justificar la violencia.
En un discurso en la Explanada de las Mezquitas, el Sumo Pontífice llamó a la paz y la justicia y reclamó la figura de Abraham como ejemplo, ya que las tres religiones monoteístas lo reconocen como padre de la fe y ejemplo a imitar si bien de manera diferente”.