Los equipos negociadores de EE.UU. y la Unión Europa lograron “firmes progresos” en su nueva ronda de negociaciones de un Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones , que concluyó este viernes, aunque se mantuvieron las “diferencias”.
“Estamos donde deberíamos de estar después de 11 meses de conversaciones”, afirmó Ignacio García-Bercero, jefe negociador europeo, en la rueda de prensa de cierre de la ronda de negociaciones en la sede del Departamento de Estado, en Washington.
Durante la semana de conversaciones se lograron “firmes progresos” y se comenzaron a discutir las bases de lo que puede ser el borrador en algunas de ellas, indicó Dan Mullaney, el encargado de las negociaciones por parte de Estados Unidos.
Mullaney destacó el “enfoque práctico” a la hora de encarar la reducción de los aranceles, uno de los elementos básicos del acuerdo comercial, y los avances en el sector energético.
En esta ronda, Mullaney subrayó la “intensas” conversaciones en lo que respecta a la protección al medio ambiente, ámbito laboral y desarrollo sostenible.
No obstante, reconoció que la cuestión del “marco de regulación” es la que había mostrado los mayores desafíos.
Tanto Washington como Bruselas esperan que los mayores beneficios del posible acuerdo comercial provengan de la armonización en la normativa regulatoria, para agilizar el comercio y abrir los respectivos mercados.
En este sentido, ambos funcionarios no ocultaron los obstáculos que supone la inclusión de los servicios financieros en el acuerdo, algo que la parte europea pide y a lo que se oponen los estadounidenses.
Asimismo, otro punto de confrontación es el acceso de carne alimentada con hormonas al mercado europeo, punto que García-Bercero remarcó que no se producirá porque va en contra de las leyes de la UE.