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La elección de Cartes hace un año ayudó a superar crisis interna de Mercosur

Martes, 22 de abril de 2014 - 08:34 UTC
Cartes, exitoso empresario, la cara renovada del partido Colorado pero con muchos de los problemas del país latentes Cartes, exitoso empresario, la cara renovada del partido Colorado pero con muchos de los problemas del país latentes

El presidente del Paraguay Horacio Cartes cumplió este lunes un año de su triunfo electoral, tiempo en que ha normalizado las relaciones diplomáticas suspendidas durante el gobierno anterior e impulsado la reintegración del país a los bloques regionales. Con su elección concluyó además la más prolongada situación de crisis política que haya vivido el Mercosur.

 La llegada de Cartes a la Presidencia, cargo que asumió en agosto de 2013, supuso que el Mercosur levantara inmediatamente la sanción impuesta por la destitución en 2012 del entonces presidente, Fernando Lugo y su reemplazo por Federico Franco.

El bloque consideró que el cese de Lugo, mediante un juicio parlamentario que no respetó los tiempos para la defensa, fue “una ruptura del orden democrático”.

El juicio se había desencadenado a consecuencia de los sangrientos sucesos ocurridos en la localidad de Curuguaty, en el norte del Paraguay, donde el desalojo de unas tierras ocupadas por campesinos se saldó con la muerte de once labriegos y seis policías.

El castigo diplomático se mantuvo con el posterior gobierno de Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) , que ocupó le presidencia tras el proceso parlamentario, cuando había sido vicepresidente del Gobierno de Lugo.

La irrupción de Cartes, que venció en las elecciones del 21 de abril de 2013 con el 45,85 % de los votos, frente al 36,94% de Efraín Alegre, del PLRA, marcó el final de ese aislamiento político dentro del bloque regional, integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela.

Precisamente, la admisión de Venezuela al Mercosur estaba vetada por el Congreso paraguayo, que votó a favor del ingreso durante el Gobierno de Cartes, lo que desatascó el embrollo jurídico y facilitó el tránsito del mandatario por la política del bloque regional.

En el plano doméstico Cartes, un exitoso empresario y poseedor de una de las grandes fortunas de Paraguay, se ha tenido que medir con una huelga general que resultó en una jornada pacífica. La protesta, organizada por las siete centrales sindicales el 26 de marzo, obtuvo un amplio seguimiento en todo el país.

Entre otras reivindicaciones, los sindicatos abogaban por la derogación de la ley de la Alianza Público Privada (APP), un proyecto apadrinado personalmente por Cartes y aprobado por el Congreso.

Según los sindicatos, la ley es una “privatización encubierta” de las empresas públicas, mientras que el Gobierno defiende que está diseñada para atraer capital privado para la inversión en infraestructuras.

Tras la huelga, los sindicatos y el Gobierno han iniciado una ronda de negociaciones que tratarán, además de la polémica ley, la subida del salario mínimo y el control sobre la canasta de alimentos.

Antes de la huelga, Cartes vivió un periodo de importantes marchas cívicas en protesta por los escándalos de la clase política, tras destaparse varios presuntos casos de corrupción entre algunos legisladores.

Cartes junto a su formación política, el Partido Colorado, ha aprobado leyes para controlar el déficit y atraer a la inversión extranjera promoviendo proyectos de infraestructura en Paraguay.

Cartes no ha emprendido ninguna reforma agraria en un país donde el 2,6 % de la población es dueña del 85% de la tierra, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Uno de los “casos calientes” de Cartes es el caso Curuguaty, todavía sin resolver y heredado del convulso final de mandato de Lugo. Según analistas y observadores, ese conflicto es un síntoma del problema más profundo del Paraguay: el reparto de la tierra.

Los hechos ocurrieron en junio de 2012, cuando la Policía paraguaya intentó desalojar a un grupo de campesinos en Curuguaty que había invadido unas tierras cuya propiedad se disputan el Estado y la familia de Blas Riquelme, quien fuera un importante miembro del Partido Colorado.

Hay once acusados de intento de homicidio de los policías, y ninguno por parte de los imputados.

La defensa alega que el proceso está plagado de irregularidades, entre ellas una supuesta desaparición de pruebas, y denuncia además que esas anomalías ponen en entredicho el funcionamiento de la Justicia paraguaya, una de las instituciones más denostadas por los medios y por la opinión pública.

La victoria de Cartes es también la del Partido Colorado, que había ostentado el poder durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) y, ya en democracia, hasta 2008. Con ese partido, el presidente Cartes controla la Cámara de Diputados con mayoría y el Senado.