La presidenta de la petrolera brasileña Petrobras, Graça Foster, admitió que la cuestionada compra de la refinería de Pasadena (Estados Unidos) fue un mal negocio para la estatal y dijo que esa adquisición fue decidida con informaciones incompletas facilitadas por un director de la empresa.
“Hoy, mirando aquellos datos, puedo decir que no fue un buen negocio; no puede ser un buen negocio. Eso es incuestionable desde el punto de vista contable”, afirmó la presidenta de la mayor empresa de Brasil, en una comparecencia ante el Senado para responder sobre denuncias de corrupción.
De acuerdo con Foster, el proyecto prometía ser de gran interés para Petrobras en un comienzo, pero se transformó en un activo con baja posibilidad de retorno y le causó pérdidas por 530 millones de dólares.
La ejecutiva atribuyó el negocio a la dirección anterior y aclaró que el Consejo de Administración de Petrobras autorizó la compra tras recibir un informe de un director que omitía informaciones sobre cláusulas perjudiciales para la empresa.
Foster aceptó acudir al Senado a prestar aclaraciones debido a que los partidos de la oposición realizan gestiones para instaurar una comisión parlamentaria con amplios poderes para investigar estas denuncias de corrupción.
La investigación puede afectar en pleno año electoral a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que en la época del negocio presidía el Consejo de Administración de Petrobras en su condición de ministra de la Presidencia durante el Gobierno de Lula da Silva y que autorizó la polémica operación.
La compra de la refinería es investigada por la Policía Federal, el Tribunal de Cuentas de la Unión y el Ministerio Público (Fiscalía).
De acuerdo con documentos filtrados por la prensa brasileña, en 2006 Petrobras pagó 360 millones de dólares por la compra de la mitad del capital de la refinería, que un año antes había sido adquirida en su totalidad por 42,5 millones de dólares por la firma belga Astra Oil.
Petrobras fue forzada a desembolsar otros 820 millones de dólares para comprar la otra mitad a Astra Oil, debido a una cláusula en el contrato que le obligaba a ello.
Foster afirmó que la dirección del área internacional de la empresa cometió un fallo al no mencionar las cláusulas que obligaban a la empresa brasileña a adquirir la totalidad de la refinería en caso de que hubiera algún desacuerdo con Astra Oil.
“Como mínimo pagaron 360 millones de dólares por el 100 % de la refinería y nosotros pagamos 885 millones de dólares, incluyendo intereses y honorarios por un proceso judicial”, afirmó.
Y agregó que Petrobras desembolsó en total 1.250 millones de dólares, aunque aclaró que ese precio incluye los activos y las reservas que tenía la empresa, además de una intermediaria que se encarga de distribuir los combustibles.
Sobre otras denuncias contra la empresa, Foster aseguró que para Petrobras fue una “gran vergüenza” el arresto el mes pasado de su ex-director de Abastecimiento Paulo Roberto Costa en una operación contra una organización acusada de lavado de dinero y corrupción.