Miles de chilenos revisaban este miércoles los daños causados en la zona norte de Chile, a la vuelta a sus casas tras ser evacuados por una alerta de tsunami declarada el martes después del terremoto de 8,2 grados en la escala de Richter que causó seis muertos.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, quien viajó a las regiones norteñas de Arica y Tarapacá, decretadas zona de catástrofe, se reunió este miércoles con un comité de emergencia para supervisar la situación y tiene previsto sobrevolar el área afectada esta tarde.
En Iquique, la ciudad más cercana al epicentro del sismo, y en la aledaña Alto Hospicio, fallecieron una mujer y cinco hombres, uno de los cuales fue identificado por las autoridades como ciudadano peruano. A la luz del día, comenzó la revisión de los posibles daños estructurales en viviendas, escuelas y hospitales, con el objetivo de garantizar la seguridad a las personas.
Según la Oficina Nacional de Emergencias, unas 2.000 viviendas resultaron con daños en Alto Hospicio, una población con residencias más precarias que Iquique.
El miércoles al amanecer, el alerta de tsunami que mantuvo evacuadas a 972.000 personas a lo largo de unos 4.329 kilómetros de costa, fue cancelada en todo el el país, según indicó el ministro chileno del Interior Rodrigo Peñalillo.
“Se ha enfrentado de una manera ejemplar una tarea titánica”, dijo Bachelet, finalizada la evacuación.
En Iquique, se veían este miércoles techos caídos, ventanales quebrados, y estantes y mercancías en el suelo en los centros comerciales, según imágenes de la televisión chilena, pero ningún edificio colapsado ni gran destrucción en las calles.
La prioridad en estos momento, según Bachelet, es garantizar el acceso a agua y luz en los hogares que aún no disponen de servicio.
Al mediodía empezaron a reanudarse los vuelos hacia las tres capitales del norte, Antofagasta, Iquique y Arica, que habían sido cancelados durante la alerta de tsunami, informó la Dirección General de Aeronáutica Civil.
Sin embargo, las carreteras para ingresar a Iquique se encontraban obstruidas por derrumbes.
En el puerto de la ciudad, que según las autoridades se encontraba funcionando en un 50%, hubo cerca de 80 embarcaciones dañadas, hundidas y otras arrastradas por el mar hacia tierra.
“Con esta catástrofe no podemos hacer nada, quedamos cesantes y esperamos la ayuda para recuperar nuestras embarcaciones”, dijo Eddy Varas, un pescador.
El mar ingresó unos 200 metros, según el informe de la Gobernación Marítima de Iquique, e inundó un paseo turístico además de una avenida por donde el agua se estancó unos 50 centímetros.
Bachelet anunció que el ministro de Economía y el Subsecretario de Pesca viajarán a la zona para estudiar medidas de apoyo a los pescadores.
Al ser uno de los países más sísmicos del mundo por encontrarse al límite de una falla geológica, Chile cuenta con altos estándares en construcción antisísmica, y entrena periódicamente a su población con simulacros de evacuación, que en esta ocasión funcionaron sin problemas.
El sismo ocurrió a las 20H46 (23H46 GMT) del martes, con un epicentro en el mar a 89 km del suroeste de Cuya, y duró dos minutos, estremeciendo las regiones chilenas de Arica, Iquique y Antofagasta, unos 1.800 km al norte de Santiago.
Alertas de tsunami fueron emitidas también la noche del martes en Perú, Ecuador y Honduras.
La minera estatal chilena Codelco, la mayor productora mundial de cobre, evacuó una parte de sus instalaciones de procesamiento costeras, aunque aparentemente ninguna sufrió daños. En tanto, el precio del cobre, del que Chile es el principal productor del mundo con un 33% de la oferta, alcanzaba este miércoles su nivel más alto en tres semanas en la Bolsa de Metales de Londres.
Bachelet tomó inmediatamente esta vez la decisión de enviar a las Fuerzas Armadas a la zona afectada para hacerse cargo del orden y la seguridad, y evitar así posibles saqueos, como ocurrió tras el terremoto del 2010.
Ese año, Chile sufrió un sismo de 8,8 grados de magnitud y un tsunami en el centro-sur del país, con saldo de más de 500 muertos, daños en infraestructura por unos 30.000 millones de dólares y escenas de caos con días de saqueos.
En esa ocasión, el gobierno de Bachelet, durante su primer mandato, descartó una alerta de tsunami por informes técnicos erróneos, tras lo cual, muchas personas regresaron a zonas bajas y fallecieron arrastradas por las olas.
Hasta ahora se han registrado 20 réplicas menores y las autoridades advirtieron sobre otras “por varios días”