La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, aceptó este jueves la renuncia de seis ministros que postularán a diversos cargos en las elecciones de octubre próximo y avanzó en una reforma ministerial con la que intenta aplacar a los partidos de su amplia y variopinta coalición.
Según una nota oficial, las renuncias fueron presentadas por los titulares de las carteras de Desarrollo Agrario, Gilberto Vargas; Ciudades, Aguinaldo Ribeiro; Pesca, Marcelo Crivella; Ciencia y Tecnología, Marco Antonio Raupp; Agricultura, Antonio Andrada y Turismo, Gastao Vieira.
En todos los casos, se trata de renuncias anunciadas, pues los seis ministros dimisionarios postularán a cargos en las elecciones presidenciales, legislativas y regionales de octubre próximo.
Según las leyes brasileñas, los aspirantes a un cargo electivo, salvo la propia presidenta, deben abandonar los puestos públicos que ocupan seis meses antes de las elecciones, por lo que el plazo vence el próximo 5 de abril.
Para el lugar de Vargas en Desarrollo Agrario fue designado el ex-sindicalista Miguel Rosseto, mientras que el abogado Gilberto Occhi, hasta ahora vicepresidente del banco estatal Caixa Económica Federal, será el nuevo ministro de Ciudades.
El ministerio de Pesca será ocupado por el senador Eduardo Lopes, y el actual rector de la Universidad Federal de Minas Gerais, Clielio Campolina Diniz, asumirá la cartera de Ciencia y Tecnología.
El actual secretario de Política Agrícola del Ministerio de Agricultura, Neri Geller, asumirá como titular de ese despacho, y el Ministerio de Turismo será ocupado Vinicius Nobre Lages, hasta hoy gerente de asuntos internacionales de Sebrae, una empresa pública volcada al desarrollo de pequeñas y medianas empresas.
En las últimas semanas, por la misma razón, también renunciaron los entonces ministros de la Presidencia Gleisi Hoffmann, de Salud Alexandre Padilha y de Comercio Exterior Fernando Pimentel.
Pese a que eran esperadas, las dimisiones le han permitido a Rousseff avanzar en la recomposición de su gabinete y dar espacio a pequeños partidos de su coalición, así como mantener la fuerte presencia del Partido de los Trabajadores (PT), que ella lidera y que ocupa 17 de los 39 ministerios.
También complació a algunos sectores del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que mantiene su influencia en la cartera de Agricultura, pues pese a que el nuevo ministro, Neri Geller, no pertenece a esa formación, fue propuesto por ella.
Los nuevos cambios en el gabinete fueron anunciados en momentos en que varios de los catorce partidos de la coalición de Gobierno manifestaban su insatisfacción con las demoras en esa reforma y exigían un mayor grado de representación en el Ejecutivo.
El malestar en la base oficialista se expresó sobre todo en la Cámara de Diputados, en la que el pasado martes, y pese al esfuerzo del Gobierno por evitarlo, se aprobó la creación de una comisión para investigar denuncias de sobornos supuestamente pagados por la firma holandesa SBM Offshore a funcionarios de la estatal Petrobras.
La creación de la comisión se aprobó con los votos de partidos opositores, pero también del PMDB y de otras cuatro formaciones de la base oficialista, lo que fue interpretado como una clara muestra del descontento con Rousseff en su propio campo político.